Número 371, Febrero 2011


Publicado en: domingo 27, febrero, 2011

(1) Editorial: “Porvenir: esperanzas y creencias” (Avenir: espoirs et craintes), Hugues de Jouvenel, pp.3-4.

(2) “La evolución de la alimentación en Francia. Panorama de las tendencias pesadas” (L’évolution de l’alimentation en France. Panorama des tendances lourdes), Céline Laisney, pp. 5-20.

Desde tiempo inmemorial Francia ha tenido fama por su gastronomía, que cada año atrae a muchos turistas extranjeros al país y a sus restaurantes. En estos días de un ritmo acelerado de vida, sin embargo, cuando las dos partes de una pareja trabajan y existen tantas fuentes -reales y virtuales- de actividades de ocio, ¿están todavía los franceses apegados a su gastronomía y todavía prevalecen estilos específicos de alimentos en Francia? Céline Laisney ha investigado este tema y propone, en dos artículos (el segundo aparecerá el próximo mes), revisar la cocina y hábitos alimenticios franceses. Este primer artículo se centra sobre las tendencias de desarrollo en las décadas recientes. Nos permite ver cómo comen los franceses hoy y las principales tendencias que probablemente influirán sobre su cocina y hábitos alimenticios en los años futuros. Luego de indicar la declinación (relativa) del gasto en alimentos en Francia y los cambios cualitativos en el consumo de alimentos, Laisney nos recuerda el grado de las desigualdades que todavía existen en esta área (desnutrición, inseguridad alimenticia, etc.). También enfatiza el consumo creciente de alimentos preparados y alimentos comidos fuera del hogar, y la diversificación de lugares para la compra de alimentos, que atestiguan un cierto grado de “alcance (catch-up)” con el comportamiento observado en otros países -principalmente anglo-sajones. Al mismo tiempo, sin embargo, muestra que el modelo francés de cocinar y comer (que mantiene la centralidad de la buena comida y la convivialidad que va con ella) se sostiene bien y todavía tiene una presencia significativa.

(3) “Las tierras cultivables no cultivadas en el mundo. ¿Disponibilidad suficiente para la seguridad alimentaría durable de la humanidad?” (Les terres cultivables non cultivées dans le monde. Des disponibilités suffisantes pour la sécurité alimentaire durable de l’humanité?), Laurence Roudart, pp. 21-32.

A solicitud del Ministerio francés de Alimentos, Agricultura y Pesca, en 2009 Laurence Roudart realizó un estudio sobre la futura disponibilidad de tierra cultivable. Las tres bases de datos que ella analizó indican que el área de tierras utilizables para el cultivo de temporal (sin necesidad de irrigación) que todavía no está siendo trabajada es, globalmente, muy extensa -particularmente en Sudamérica y África Sub-Sahara. Por otra parte, este recurso en particular parece ser escaso o incluso haberse agotado en el Medio Oriente y Asia. El calentamiento global probablemente conduciría a un incremento -pequeño- de la tierra cultivable, pero reduciría las áreas cultivables disponibles en los países en desarrollo, particularmente en el sur y sureste de Asia, donde dicha tierra ya es un recurso escaso. Las áreas cultivables del mundo aparentemente exceden por mucho lo que es necesario para garantizar la seguridad alimentaria humana. Esta conclusión sigue siendo válida incluso si suponemos un crecimiento relativamente pequeño en los rendimientos agrícolas en línea con una “doble revolución verde, sostenible” y excluimos del cultivo todas las actuales zonas protegidas y los bosques. Es cierta incluso si tomamos en cuenta los efectos plausibles del calentamiento global. Sin embargo, la explotación sustentable de los recursos de tierra cultivable requiere políticas públicas apropiadas sobre los precios agrícolas, sobre el acceso a la tierra, y sobre la investigación y desarrollo orientados a las necesidades y potencial de los productores pobres.

(4) “Crisis alimentarias y mercados agrícolas” (Crises alimentaires et marchés agricoles), Jean-Paul Jamet, pp. 33-46

Hace casi tres años, en 2008, el mundo vio uno de los mayores incrementos en los precios agrícolas, que condujo, entre otras cosas, a motines sostenidos en países en desarrollo, donde las poblaciones dejaron de poder adquirir alimentos básicos. Jean-Paul Jamet, especialista en economía agrícola, mira hacia ese pico en los precios, que luego fue seguido por una caída marcada de los precios al año siguiente. En este artículo Jamet muestra cuáles fueron los factores coyunturales (p.e., incidentes climáticos en ciertas regiones), estructurales (reducción en el progreso científico y tecnológico, menor intensidad de los procesos de producción), y sistémicos (debilidad del dólar estadounidense, crisis financiera, elevación de los precios de la energía) que afectaron la demanda y el suministro de productos agrícolas, conduciendo a la inestabilidad y volatilidad de los mercados agrícolas en los últimos años. Luego enfatiza la necesidad de revisar las políticas agrícolas y la organización de los mercados agrícolas de tal manera que se fundan mejor con las políticas de desarrollo, para evitar así la recurrencia de tales crisis de precios de los alimentos. Desde su punto de vista, esto podría involucrar, entre otros, repensar la manera en que los suministros de alimentos son administrados, una flexibilidad más responsable en los subsidios a la producción, y una forma de regulación que sea más regional que global, respetando en todo momento las actuales limitantes ecológicas.

(5) “Inmigración y multiculturalismo. A propósito de Negación de las culturas, de Hugues Lagrange” (Immigration et multiculturalisme. À propos du Déni des cultures, d’Hugues Lagrange), Michè le Tribalat, pp. 47-56.

Con su libro La negación de las culturas (Le Déni des cultures; Paris: Seuil, 2010), el sociólogo Hugues Lagrange desató una polémica al interior de Francia. Habiendo establecido, a través de estudios locales, que los jóvenes de la África Subsahariana estaban sobre representados en las actividades criminales en Francia, explicó este fenómeno principalmente en términos de factores culturales, incluyendo la falta de independencia por parte de las mujeres, el autoritarismo paterno y la poligamia. Estos factores se ven agravados por la recepción que Francia les da a sus inmigrantes. Michèle Tribalat, una demógrafa especializada en asuntos étnicos y migratorios, ha leído este trabajo para la revista Futuribles y presenta su análisis aquí. Aunque encuentra que la importancia de los factores culturales se ve apoyada por el análisis de lo local, rechaza los supuestos hallazgos de que la moral en Europa se ha vuelto menos liberal y sus fronteras crecientemente cerradas. Los flujos migratorios y la proporción de personas de origen extranjero en la población de hecho se han incrementado en muchos países europeos durante los años 1990-2000. Tribalat argumenta que es este desarrollo real y los consecuentes conflictos sobre los modos de vida y valores, los que explican un incremento en las tensiones étnicas, inclusive en estados con una reputación de tolerancia, tales como los países nórdicos. Sin embargo, debajo de estas tensiones existe a menudo un llamado a la importancia de los principios sobre los que se basan las democracias liberales. Michèle Tribalat se muestra atónito ante la postura de Hugues Lagrange que aboga por un mayor multiculturalismo, dada la imagen que él mismo ha establecido sobre los efectos devastadores de ciertas características culturales específicas.

(6) Futuros de antaño: “La llegada de la informática y la cibernética. Crónica de una ruptura anunciada” (Futurs d’antan: L’avènement de l’informatique et de la cybernétique. Chronique d’une rupture annoncée), Dominique Dubarle, pp. 57-64.

Dominique Dubarle, el autor de este artículo, que apareció por primera vez en 1948, era un fraile dominico. Filósofo y teólogo, era decano de la Facultad de Filosofía del Instituto Católico de París y uno de los expertos en el Segundo Concilio Vaticano. También era conocedor íntimo de la lógica matemática y la física nuclear. Este artículo se publicó por primera vez tres años después de que la primera máquina calculadora electrónica entró en servicio en Estados Unidos en 1945 (las calculadoras electro-mecánicas habían sido construidas ya antes de a Segunda Guerra Mundial). Esta fue la máquina ENIAC (Electronic Numerical Integrator Analyser and Computer, o Analizador Integrador Numérico y Computadora Electrónica). Durante la Segunda Guerra Mundial los británicos habían construido la máquina calculadora Coloso (Colossus) y con ella habían descifrado el código Lorenz secreto de Wehrmacht. La vida de ENIAC fue corta y fue, en ese entonces, el único ejemplo conocido de una “computadora” electrónica operacional. En 1945 el matemático John von Neumann había propuesto ya construir un modelo más eficiente que operase empleando una lógica binaria. El artículo de Dominique Dubarle fue una pieza genuina de previsión científica, en tanto que formuló hipótesis sobre el desarrollo de futuras máquinas calculadoras y su aplicación a muchos sectores de la vida económica, social y política que luego han probado ser acertadas. Vale la pena notar, por ejemplo, que señala la importancia de las computadoras para el procesamiento rápido de la información y su uso para “hacer listas bibliográficas automáticas”, lo que hoy es posible gracias a la World Wide Web. También enfatiza la importancia del texto fundacional sobre cibernética que Norbert Wiener acababa de publicar en Francia en la editorial Hermann: Cibernética, o control y comunicación en el animal y en la máquina (Cybernetics, or Control and Communication in the Animal and the Machine, Paris, 1948). Como filósofo y matemático sutil, Dominique Dubarle terminó su artículo con una advertencia contra los peligros de una fe ciega en las virtudes de estas ciencias nuevas: “los procesos humanos” no podrán ser predichos, dijo, con la ayuda de “matemáticas frías”. Esta observación premonitoria podría también haber sido estudiada con beneficio antes de la crisis de 2008 por los entusiastas proponentes de las matemáticas financieras.

(7) Tribuna europea: “La deuda, los Estados miembros y Europa” (Tribune européenne: La dette, les États membres et l’Europe), p. 65

La crisis económica y financiera que marcó el final de la década pasada forzó a muchos estados europeos a incrementar sus niveles de deuda para ir en ayuda de los ciudadanos y actores económicos que habían sufrido sus efectos. Algunos, como Grecia e Irlanda -y en menor medida España y Portugal- han pagado un precio elevado por esa crisis, siendo llamados a rendir cuentas por la Unión Europea (aunque también fueron “rescatados” por la solidaridad europea). Otros, como Francia, siguen operando déficits públicos, violando crecientemente los criterios de Maastricht que están entre los principales cimientos de la unión económica y monetaria, aparentemente desentendiéndose de los asuntos que están en juego y las muy serias consecuencias que podrían derivarse de perpetuar el endeudamiento a esta escala. Claramente consciente de que Francia se está moviendo hacia terrenos muy peligrosos, Jean-François Drevet dedica esta columna a la cuestión de la deuda de los estados miembro de la Unión Europea. Nos recuerda las disparidades entre los diferentes estados, y también hace sonar campanas de alerta, enfatizando la necesidad de dejar en claro -particularmente ante la opinión pública francesa- que Francia no podrá escapar durante mucho tiempo de la austeridad presupuestaria o los sacrificios asociados con ella.

(8) “Actualidades prospectivas: Ideas y hechos portadores de futuro” (Actualités prospectives. Idées & faits porteurs d’avenir).

(9) “Bibliografía: Análisis críticos y rendición de cuentas” (Bibliographie: Analyses critiques & comptes rendus).

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