Vol. 15, No. 2, Diciembre 2010


Publicado en: viernes 31, diciembre, 2010

(1) “Los exóticos futuros de Asia en lo muy lejano después del presente” (Asia’s Exotic Futures in the Far beyond the Present), Vahid V. Motlagh, pp. 1-16.

Este artículo intenta deconstruir y retar a los discursos dominantes con respecto a los futuros de más largo plazo de Asia. Primero se revisa la mentalidad de revivir el pasado brillante así como de prestar atención al crecimiento del PIB en la carrera del Este para desplazar de la posición de líder al Occidente. Se hace una asociación entre una metáfora memorable y el escenario de revivir el pasado brillante. Luego se introducen y aplican algunas guías para los futuros lejanos de Asia, incluyendo: a) la violación de viejas suposiciones implícitas aplicando el mecanismo de “qué tal si”; b) identificando y articulando diferentes sistemas de valores; y c) detectando señales débiles que podría sugerir la siguiente corriente principal. Se construyen cuatro escenarios bajo la racional del escenario de transformación. El objetivo es realizar estudios de los futuros exóticos y crear imágenes alternativas. Tales imágenes podrían ayudar no solo a cambiar la identidad de los asiáticos futuros, sino también influir sobre las decisiones y acciones de hoy tanto de los asiáticos como de los no asiáticos.

Palabras clave: Asia; Oriente; Occidente; sistemas de valores; escenarios de transformación; tecnología especial; tecnología de la vida.

(2) “Futuros de la minería: Más allá de los encabezados” (Mining Futures: Beyond the Headlines), Umar Sheraz, pp. 17-32.

La extracción no renovable y sus implicaciones futuras han sido el centro de la literatura reciente desde una perspectiva técnica, ambiental, social, política y económica. Este estudio emplea el método de seis columnas de los estudios de los futuros para abordar los futuros de la minería desde múltiples aspectos. El análisis a través de esta metodología está dirigido a los tomadores de decisiones y diversos accionistas en la evaluación del papel de los minerales en la economía, e intenta informar a las políticas públicas sobre la extracción de minerales más allá del foco del silo sectorial. Las conclusiones de este estudio son que la minería es más que solo tecnología o economía de precios y que se requieren iniciativas de políticas sólidas para redirigir a la sociedad y repensar las actuales tendencias en la gobernanza internacional del uso de los recursos y los estilos de vida intensivos en materiales.

Palabras clave: minería; recursos no renovables; estudios de los futuros; futuros alternativos.

(3) “Volviendo a visitar la adhocracia: Del revisionismo retórico a las multitudes listas” (Revisiting Adhocracy: From Rhetorical Revisionism to Smart Mobs), Timothy E. Dolan, pp. 33-50.

A Bennis y Slater (1964) se les da crédito por haber acuñado el término “adhocracia” para describir el surgimiento y crecimiento de redes de diversos expertos especialistas reunidos para proyectos específicos por lo que Mintzberg (1979) describiría como el “vértice estratégico”. Siendo vistas las formas burocráticas como demasiado rígidas para manejar el acelerado cambio social y tecnológico, la adhocracia se volvió el modelo de la norma administrativa emergente, tal como lo imaginó Toffler (1970). La “adhocracia”, sin embargo, ha sido revisada recientemente en parte de la literatura popular y en la retórica política para describir una clase de respuesta no sistemática de los elaboradores de políticas a asuntos emergentes, generalmente centrados alrededor de la política fiscal estadounidense y en la formación de la política exterior universalmente que se parece más a la metáfora de Lindblom de “ir arreglándonosla” que a una forma organizacional flexible pero con propósito. Este revisionismo ha desdibujado el concepto, propiciando este repaso de lo que era y se está volviendo la adhocracia, en términos de una forma de organización todavía viable, con aplicaciones que apuntan hacia redes aplicadas más difusas. El artículo concluye con una revisión descriptiva básica de la “nueva adhocracia” y algunas formas post-adhocráticas emergentes.

Palabras clave: adhocracia; formas organizacionales emergentes; Mintzberg; nueva adhocracia; cambio organizacional; formas de organización; multitudes listas; tipos de organización.

(4) “Política para la edad neurocéntrica” (Politics for the Neurocentric Age), Jake F. Dunagan, pp. 51-70

Los enormes saltos en nuestras tecnologías para ver el cerebro, los avances en nuestra comprensión científica de la cognición y el funcionamiento neuronal, y las cantidades masivas de recursos que se están dirigiendo hacia las ciencias del cerebro han transformado nuestra comprensión de nosotros mismos y de nuestra sociedad. Estas transformaciones han anunciado la Edad Neurocéntrica. Este artículo examina el surgimiento de la neurociencia como una manera predominante de conocer, y traza los cambios en la lógica de gobierno y administración del poder que están surgiendo a partir de nuestra creciente fascinación por el cerebro y que están modificando nuestras mentes. Concluye con una visión para una neuropolítica ética y progresiva para el Siglo 21

Palabras clave: neurocéntrico; neuropolítica; neuropoder; gobernabilidad; sitio de cognición; distribución de lo sensible.

(5) “Intersecciones entre la planeación estratégica y los estudios de los futuros: Complementariedades metodológicas” (Intersections of Strategic Planning and Futures Studies: Methodological Complementarities, Curtis W. Roney, pp. 71-100.

Dos disciplinas de la administración aparentemente independientes -planeación estratégica y estudios de los futuros- están convergiendo a través de aplicaciones conjuntas en la práctica y en sus literaturas. Las dos disciplinas se mejoran una a la otra; a pesar de ello, en la comunidad académica permanecen básicamente separadas e ignorantes la una de la otra. El propósito principal de este artículo es reconocer y explorar las intersecciones y complementariedades metodológicas de la planeación estratégica y los estudios de los futuros. En la academia, la planeación estratégica fue la predecesora de la administración estratégica contemporánea. Pero la planeación estratégica fue esencialmente abandonada por la academia durante la década de los 1980. Subsecuentemente, surgió una nueva comunidad de metodólogos de la planeación estratégica -compuesta en su mayor parte por futuristas. Los estudios de los futuros han permitido a los estrategas emplear modelos de planeación de manera más productiva, clarificando asuntos vitales tales como cambios inminentes y potenciales en las estructuras económicas, industriales y de mercado; impulsores de rivalidades; tecnología; y balances de oferta/demanda. Concurrentemente, el modelo de planeación estratégica proporciona una estructura para integrar y organizar los muchos métodos y técnicas que son empleadas por los futuristas. Así, los estudios de los futuros y la planeación estratégica son altamente complementarios. Un segundo propósito de este artículo es estimular una conversación más productiva entre estas dos disciplinas y estimular su colaboración en la academia.

Palabras clave: planeación estratégica; estudios de los futuros; investigación de futuros; administración estratégica; metodología.

(6) “¿Miedo a nuestra propia sombra? La Burka como espejo metafórico de una cultura imperiosa” (Scared of Our Own Shadow? The Burka as A Metaphorical

Mirror for Imperious Culture), Anthony Judge, pp. 101-114.

Este artículo explora el reciente foco sobre el reto a la identidad cultural francesa por parte de mujeres que usan la burka (burkha, burqa) de cuerpo completo, esto es, una pieza que oculta cualquier vista de la cara en público. La cuestión se complica por asuntos que incluyen el derecho a la elección personal en el vestir, diferentes comprensiones de la decencia pública, y los posibles efectos sobre la identificación por propósitos de seguridad. Como un estudio de caso, la respuesta a la burka proporciona un excelente ejemplo de aplicación de una lógica binaria a un complejo multidimensional de asuntos psicosociales relacionados con comprensiones más profundas de la identidad. El caso es notable tanto por colapsar distinciones significativas para tal comprensión como por su respuesta a los extremos de una moda pasajera, pero aclamada como fundamental en nombre de valores; como tal, representa el extremismo que aborrece. Ello descansa en la explotación de una confusión de términos y pensamiento asociados con la cara y la fácil relación al reto de la necesaria diversidad en una sociedad global amenazada por varias formas de imperialismo. La burka es explorada también como una metáfora que refleja varios rasgos problemáticos de la sociedad occidental.

(7) “Futuristas en Australia” (Futurists in Australia), Ryota Ono, pp. 115-132.

En el país donde el autor de este artículo vive y trabaja [Japón], muy pocas personas han oído hablar de los estudios de los futuros y la previsión. La excepción es un extremadamente pequeño número de personas que recuerdan que hubo un tiempo hace ya mucho cuando tal campo atraía a atención. Pero incluso dentro de este grupo, la mayoría no están conscientes de que los estudios de los futuros como disciplina ha vivido avances en el mundo más amplio. Probablemente hay muchos otros países donde la actual extensión de reconocimiento y desarrollo de los estudios de los futuros y la previsión es similar a la que prevalece en el país del autor. Una mirada rápida a los países origen de los artículos en las revistas relacionadas con los futuros y de los autores de libros relativos al futuro revela que muchos de los trabajos sobre el futuro provienen de un pequeño número de países del mundo. En su libro Fundamentos de los estudios de los futuros (Foundations of Futures Studies, 1997), Wendell Bell le dedica un capítulo a la discusión de la historia de los estudios de los futuros. Escribe que las semillas de los estudios de los futuros fueron sembradas y cultivadas en países tales como Estados Unidos, Francia, el Reino Unido, Finlandia, Noruega e Italia. Uno de los muchos países dejados fuera de esta discusión fue Australia. En el año 2010, sin embargo, no sería difícil para la mayoría de los futuristas identificar investigación de futuros y proyectos de futuros en Australia. Más aún, en una de las organizaciones internacionales en el campo de los futuros, la Federación Mundial de Estudios de los Futuros (World Futures Studies Federation; WFSF), hasta ahora tres de sus presidentes han sido australianos. Así, Australia es el país, especialmente en términos de la región Asia Pacífico, donde los estudios de los futuros, el pensamiento de futuros, la previsión y los futuristas han florecido de manera más vigorosa.

(8) “Estadísticos: ¿Nuevos campeones para el futuro?” (Statisticians: New Champions For the Future?), Jan Lee Martin, pp. 133-150.

Los estadísticos miden el progreso de las sociedades. Como el invisible timón de un trasatlántico, los estadísticos ayudan a los formuladores de políticas a guiar sus barcos de estado. Ahora los estadísticos están diciendo que las mediciones prevalecientes, especialmente el dominio de indicadores económicos como el PIB, nos están dirigiendo en la dirección equivocada. Antes de que puedan proponer mejores indicadores, sin embargo, deben saber hacia dónde se dirige nuestro progreso. Sólo los ciudadanos pueden legítimamente decidir eso, dicen, así que debemos preguntarles a las comunidades que describan los futuros que desean. ¿Pueden ayudar a ello los futuristas? Esta nota explora su excitante reto, y se pregunta: ¿cómo responderán? ¿De la vieja manera, en competencia en el mercado? ¿O de la nueva manera, con colaboración y cooperación? Además de la colaboración entre futuristas y estadísticos, la nota propone una previa cooperación entre futuristas de todo el mundo para desarrollar un paquete de herramientas de mejores prácticas para la imaginación de futuros por las comunidades que tenga el respaldo de los principales practicantes.

(9) “Midiendo lo que importa para hacer una diferencia” (Measuring what Matters to Make a Difference), Jon Hall, pp. 151-154.

Obtenemos lo que medimos. Los indicadores que elegimos para definir el éxito se vuelven las cosas por las que luchamos. Se sigue que si medimos las cosas equivocadas obtenemos los resultados equivocados. El crecimiento del PIB es el objetivo dominante de quienes elaboran políticas. Pero el PIB no es una buena medida del éxito. En el mejor de los casos es parcial; en el peor de ellos es totalmente engañoso. Ahora no es tiempo para una lección detallada sobre las fortalezas y debilidades del PIB como una medida del bienestar. Es suficiente notar que Simon Kuznets, uno de los padres del Sistema de Cuentas nacionales, advirtió explícitamente en 1934 que “el bienestar de una nación escasamente puede ser inferido a partir de una medida del ingreso nacional”. Su advertencia fue clarividente, pero no se le hizo caso Ahora un número creciente de estadísticos y economistas están convencidos de que se necesitan medidas más inteligentes del progreso para las sociedades del Siglo 21, y están trabajando para desarrollarlas. Algunas veces esto significa mejorar la manera en que medimos las cosas que sabemos que son importantes (como la salud o la educación): midiendo resultados en esas áreas, no salidas o insumos. Algunas veces significa desarrollar nuevas mediciones para cosas que están surgiendo como importantes, pero que no se prestan muy bien a mediciones cuantitativas (¿cómo desarrollamos indicadores duros de la vulnerabilidad o resiliencia de una sociedad, su cohesión social, la calidad de nuestra gobernanza?). Pero nos guste o no, si queremos que las personas le presten atención a las cosas que realmente importan, necesitamos mediciones cuantitativas duras. Es a dichas medidas a las que quienes elaboran políticas y los medios le prestan atención: obtenemos lo que medimos porque administramos lo que medimos.

(10) “Incorporando los estudios de los futuros en un programa de visión democrática del progreso” (Enlisting Futures Studies in a Democratic Vision of Progress Program), Mike Salvaris, pp. 155-158.

En una era de “post-nacionalismo” y una declinación de la influencia de la religión, ¿cuál podría ser la base de valores para un nuevo y legítimo concepto australiano de progreso que esté centrado en las personas y sea equitativo, y social y ambientalmente sustentable? T. H. Marshall (1950) vinculó la idea de ciudadanía con estándares de progreso: “sociedades en las que la ciudadanía es una institución en desarrollo crean una imagen de un ideal de ciudadanía contra la que pueden medirse los logros y hacia el cual pueden dirigirse las aspiraciones”. Veinte años más tarde, Kenneth Land (1974) señaló que no podemos medir algo de manera apropiada a menos que primero podamos describirlo, Para diseñar indicadores sociales, escribió Land, “uno se enfrenta a la necesidad de deletrear un modelo más o menos explícito de sociedad”. Es por esto que los estadísticos y elaboradores de políticas que están explorando mediciones alternativas de progreso “más allá del PIB” están reclutando la ayuda de futuristas profesionales, y procesos de creación de imágenes del futuro comunitarias, como un medio para “deletrear un modelo más o menos explícito de sociedad”. En particular, el proceso de desarrollo de escenarios ofrece una oportunidad para capturar la complejidad de una comunidad viva en una historia coherente que incluye puntos de referencia claves para medidas apropiadas del progreso.

(11) “Nuestro futuro audaz: Cómo nuestro tigre cambió sus rayas” (Our Bold Future: How Our Tiger Changed Its Stripes), Colin Russo, pp. 159-162.

La Costa de Oro de Queensland es una ciudad de 50 mil residentes con una tasa de crecimiento similar a la de las “economías tigre” de Asia. Una de las razones por la que espera que su población se duplique es que la ciudad ofrece una inusualmente rica biodiversidad. Sus paisajes van desde la orinal del océano, con un arreglo multi-nivel de formas urbanas construidas para turistas y residentes, pasando por centros comerciales e industriales, hasta vastos parques anidados en un entorno verde exuberante. En 2007, el Consejo de la Ciudad Costa de Oro inició uno de los proyectos de construcción de imágenes del futuro comunitarias más excitantes de Australia. Colin Russo resume aquí los factores que lo hicieron un modelo ganador de un premio y que capturase los corazones y mentes de sus ciudadanos.

(12) “El modelo del Nuevo Oregon: Construir una visión, planificar, lograr” (The New Oregon Model: Envision-> Plan ->Achieve), Steven Ames, pp. 163-166.

Muchos de los actuales proyectos para construir imágenes de futuros comunitarios pueden trazar sus trabajos al futurista Alvin Toffler y su concepto de “democracia anticipativa” -la noción de que la gobernanza puede evolucionar y adaptarse al cambio involucrando a los ciudadanos en el proceso. En la práctica, la democracia anticipativa fusiona elementos de investigación de futuros, planeación de largo plazo, participación pública de las bases, e, idealmente, una medida saludable de creatividad. Adjunta a la planeación comunitaria tradicional, la construcción de imágenes de futuro promueve una mayor conciencia del cambio social y un involucramiento ciudadano más profundo. Puede proporcionar también a las comunidades una más fuerte sensación de un control más fuerte sobre su destino, uniendo a los ciudadanos en un contexto particularmente diferente para considerar su futuro común. Y los estimula explícitamente a explorar nuevas ideas y posibilidades. Esencialmente la imaginación de futuros es un proceso de planeación a través del cual cualquier comunidad crea una visión compartida de su futuro y empieza a hacer que esa visión se convierta en realidad. Proporciona un marco para planes, políticas y decisiones locales, así como una guía para acciones concretas en la comunidad más amplia. En el mundo de habla inglesa, ciudades de todas las clases, desde Blue Mountains, NSW, a Bradford, Reino Unido, Hamilton, Ontario, a Hilo, Hawaii, han empleado un amplio rango de enfoques y técnicas de imaginación de futuros. Con base en dos décadas de trabajo en muchos de esos procesos, el autor concluye que los esfuerzos de imaginación de futuros más exitosos comparten cinco características.

(13) “Democracia anticipativa y futuros aspiracionales” (Anticipatory Democracy and Aspirational Futures), Clement Bezold, pp. 167-170.

La democracia anticipativa es la receta de Alvin Toffler para la respuesta de la humanidad a los retos del futuro en su libro “bestseller” El choque del futuro (Future Shock). Algunos años después de la publicación de ese libro, Toffler le pidió al autor de este artículo que editase un libro, Democracia anticipativa (Anticipatory Democracy), que revisó experimentos para mirar hacia delante e involucrar al público. En la introducción, Toffler escribió: “La definición más simple de democracia anticipativa… es que es un proceso para combinar la participación ciudadana con la conciencia futura” (Bezold, 1978). En El choque del futuro, Toffler argumentó que el gobierno representativo era la tecnología política clave de la era industrial y que debían inventarse nuevas formas frente a la aplastante carga de decisiones -o choque político futuro- que estábamos enfrentando. La democracia anticipativa es una colección de herramientas y prácticas que le permiten al público conducir a la legislación de manera más efectiva. El Instituto para Futuros Alternativos (Institute for Alternative Futures), conforme ha promovido la democracia participativa ha desarrollado enfoques de “futuros aspiracionales” que le ayudan a las comunidades a crear el futuro que realmente desean (Bezold, 2009).

(14) “Separando los objetivos de las mediciones, y el crecimiento económico de la medición primaria” (Separating Goals from Measures, and Economic Growth as the Primary Measure), Jim Dator, pp. 171-172.

En la historia principal de este número, Lee Martin cubre un arreglo confuso de tópicos. El autor de este artículo cree que el asunto clave no es una cuestión de mediciones sino de objetivos. El error clave del presente es considerar al “crecimiento económico” como el objetivo social fundamental; no debería ser así. Procesos participativos, orientados a los futuros, deberían definir los objetivos sociales antes de que nos preocupásemos sobre cómo medir el progreso hacia ellos. El PIB podría entonces resultar una medición útil, limitada, entre otras mediciones. Actualmente la mayor parte de los ciudadanos y formuladores de políticas igualan “crecimiento económico” con “salud y bienestar social, ambiental y personal”. Si la economía está “creciendo”, todo va bien. Si no lo hace, es una tragedia que sólo puede arreglarse logrando que la economía vuelva a crecer. Ese es un error enorme que debemos corregir. La fe en el “crecimiento económico” es una de las grandes mistificaciones del presente, que ciega a la mayoría de las personas de nuestra sociedad actual. Comunismo y capitalismo eran simples alternativas, rutas en competencia hacia el “crecimiento económico”. Liberales, conservadores, socialistas, libertarios y miembros del Tea Party, todos creen en el “crecimiento económico”. Hasta que el crecimiento económico no sea separado de la salud y el bienestar social, ambiental y personal, en las políticas y en las mentes de las personas, los humanos estaremos en problemas cada vez más profundos. Como Lee Martin muestra en su artículo, ésta no es una perspectiva nueva. De algunas maneras se ha argumentado contra ella desde que el “desarrollo” y el “progreso” se iniciaron como conceptos y políticas definitorias en los Siglos 18 y 19. Fue el corazón de los debates tempranos futuros/ecología de la década de los 1970. Ahora más personas están empezando a comprender de manera vaga el asunto, como parece implicarlo el término “lo nuevo normal” (un término que está siendo usado para describir a una sociedad emergente de crecimiento muy lento, cero, o incluso “negativo”).

(15) “Futuros alternativos para las bibliotecas académicas” (Alternative Futures for Academic Libraries), David J. Staley & Kara J. Malenfant, pp. 173-188.

Este trabajo resume los hallazgos clave de un proyecto de investigación de futuros conducido en la primavera de 2010 para la Asociación de Bibliotecas de Universidades y de Investigación (Association of College and Research Libraries). Los investigadores crearon 26 escenarios cortos sobre el futuro de la educación superior e hicieron un levantamiento entre bibliotecarios académicos sobre sus percepciones acerca de la probabilidad, impacto, velocidad de cambio, y potencial amenaza/oportunidad de cada escenario. Agregaron los juicios de este amplio grupo y situaron las respuestas en una herramienta de visualización del “espacio de escenarios”, que estimula y administra la imaginación colectiva.

Palabras clave: bibliotecas académicas; bibliotecarios; espacio de escenarios; visualización de datos.

(16) “La civilización empática: La carrera hacia la conciencia global en un mundo en crisis” (The Empathic Civilization: The Race to Global Consciousness in a World in Crisis), William E. Halal, pp. 189-192.

Jeremy Rifkin ha deleitado a audiencias durante décadas con una serie de buenos libros sobre asuntos importantes de actualidad. Su último libro es sobresaliente de muchas maneras; es erudito y a la vez fácil de leer, y aborda grandes problemas, tales como el calentamiento global, energía y cambio climático. El tema de Rifkin es el surgimiento de la empatía en un mundo que lucha por evitar el caos del escape de la entropía, uno de sus conceptos favoritos. El alcance del libro es vasto, trazando la evolución de la conciencia humana desde el surgimiento de la “conciencia mitológica” en las sociedades tribales primitivas, hasta la “conciencia teológica” o “conciencia basada en la fe” en la Edad Media agraria, y la “conciencia ideológica” introducida en la Edad de la Razón. Rifkin argumenta que “La evidencia muestra que estamos presenciando la mayor ola de extensión empática de toda la historia de la humanidad”.

(17) “Observatorio del futuro” (Futurewatch), Jennifer Coote, pp. 193-204.

Un servicio de información de las actuales perspectivas internacionales sobre nuestros futuros, preparado por Jennifer Coote, quien se dedica profesionalmente a escandir el futuro.

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