Vol. 31, No. 5, Junio 1999


Publicado en: sábado 19, junio, 1999

(1) “Editorial” (Editorial), (pp. 405-415).

(2) “Reforma de la atención a la salud y reforma para la salud: creando un sistema de salud para las comunidades en el Siglo 21” (Health care reform and reform for health: creating a health system for communities in the 21st century), Trevor Hancock (pp. 417-436).

Si vamos a mejorar la salud de la población y a reducir las desigualdades en salud que azotan a nuestras comunidades y nuestro planeta, tenemos que prestar mayor atención a los determinantes de la salud. La reforma del sistema de atención a la salud, necesaria como lo es, nunca será suficiente; necesitamos reformar a toda la sociedad y en particular enfocarnos en el desarrollo humano más que en el económico. A nivel comunitario necesitamos crear comunidades sanas que sean “sistemas creadores de salud” de desarrollo ambiental, social y humano, así como sistemas de atención a la salud que se centren primero en mejorar y mantener la salud. Tal sistema de atención a la salud “hacia la base” vería al hospital volverse una vez más en el lugar de último recurso (pero todavía un socio potencialmente importante en la creación de comunidades más sanas) y se centraría en su lugar sobre cómo proporcionar la promoción de la salud y la atención de la salud desde el nivel del hogar hacia arriba.

(3) “La comunidad y los espacios públicos: pensamiento ecológico, movilidad y vida social en los espacios abiertos de la ciudad del futuro” (The community and public spaces: ecological thinking, mobility and social life in the open spaces of the city of the future), Sergio Porta (pp. 437-456).

Las raíces de la actual crisis de espacios públicos urbanos en la ciudad moderna y contemporánea pueden trazarse hacia atrás no sólo a la historia de la visión temprana del movimiento de planeación al cual la disciplina de planeación de las ciudades le dedica mucha atención, sino también a la historia del pensamiento científico, el ojo de medición que todos -especialistas, administradores, intelectuales y ciudadanos por igual- hemos empleado en ella desde el Siglo 17 hasta nuestros días. Reconocer estas raíces permite distinguir lo fértil de lo estéril entre las muchas direcciones que ofrecen los diferentes proyectos para la ciudad de hoy y la ciudad del futuro. En el reciente énfasis puesto en el concepto de comunidad -en la interpretación ofrecida aquí- está la base y motivaciones de algunas de las más interesantes guías para un estudio en profundidad y un enfoque verdaderamente innovador de los problemas de tráfico en las ciudades y los problemas cercanamente asociados de la reapropiación de una dimensión social del espacio público para la ciudad del futuro.

(4) “Comunidades en un mundo de sistemas abiertos” (Communities in a world of open systems), Walter Truett Anderson (pp. 457-463).

En el pasado las comunidades tendían a ser sistemas cerrados con fronteras relativamente claras, membresías estables, y escasos vínculos con otras comunidades. Estamos entrando ahora a una “edad de sistemas abiertos”. La movilidad crea nuevas comunidades y clases de comunidades. Los impactos de la movilidad son por mucho menores que los de las tecnologías de la información y las comunicaciones. El ciberespacio se ha vuelto una nueva clase de terreno social, hacinado con “comunidades virtuales”. Televisión y radio crean comunidades de personas que piensan y hablan de las mismas cosas. Tanto la movilidad como el crecimiento de las redes de comunicaciones reducen la predominancia de la geografía como una fuerza que les da forma a las comunidades. Muchas comunidades son mucho más fluidas y algunas no tienen lugar físico. Existen muchas diferentes clases de grupos sociales y redes que las personas describen con el nombre de “comunidades”. La mayoría de las personas son individuos multi-comunidades, con muchas membresías y muchas clases de membresías. Aunque las principales religiones del mundo todavía tienen alguna identificación histórica con regiones específicas, esas ligas geográficas ya no son tan claras como alguna vez lo fueron, y esas religiones tienden a volverse sistemas abiertos. Algunas personas prefieren sistemas sociales relativamente cerrados, mientras que otras florecen en ambientes más libres. La elección es una de las fuerzas más poderosas en las vidas de las personas que están siendo expuestas a las fuerzas de la globalización. Comunidad seguirá siendo una profunda necesidad humana, pero será redefinida, quizá más de una vez.

(5) “Futuros alternativos para las comunidades” (Alternative futures for communities), Clement Bezold (pp. 465-473).

La construcción de escenarios es un elemento esencial para trabajar sobre, y crear, futuros alternativos. Este artículo, basado en los trabajos del Instituto de Futuros Alternativos (Institute of Alternative Futures), discute el uso de escenarios en el contexto del desarrollo comunitario y explora tres tipos básicos de escenarios -“el futuro oficial”, “tiempos difíciles” y “cambio de paradigma, o escenarios visionarios”. Con ejemplos de Washington y otras partes, el artículo trata de mostrar cómo las comunidades pueden reinventarse y enfrentar los retos del futuro con la ayuda de los escenarios.

(6) “Identidades culturales y prácticas comunitarias” (Cultural identities and practices of community), Ian J. Grand (pp. 475-485).

¿Cómo pueden colaborar de manera efectiva personas de diferentes culturas? ¿Cómo podemos imaginar futuros conjuntos cuando venimos de antecedentes radicalmente diferentes? ¿Es la diversidad cultural un activo o un obstáculo para la colaboración efectiva? ¿Resulta suficiente celebrar la diversidad cultural? Este ensayo explora estas preguntas discutiendo los problemas de convergencia y diversidad en comunidades en lo que se refiere a futuros posibles. Examina algunos ejemplos de empresas de colaboración exitosas, plantea numerosos problemas y preguntas, y sugiere que las culturas siempre reinventan las tradiciones. Podemos aprender a practicar la comunidad si aprendemos a practicar la diferencia.

(7) “Transformando las políticas a través de la sabiduría local” (Transforming policy through local wisdom), Angela Blackwell, Raymond Colmenar (pp. 487-497).

Las poderosas fuerzas de la tecnología, la economía global, y los cambios demográficos están reformando la manera en que viven las personas y cómo funcionan las comunidades en todo el mundo. Muchos observadores están preocupados por el impacto de estas fuerzas sobre la calamidad de vida en las comunidades y la habilidad de las personas para mitigar los impactos negativos asociados con la rápida transformación social y económica. En efecto, se ha desvanecido la confianza en la habilidad de las instituciones y los gobiernos para responder a estos retos. Las comunidades locales están enfrentando estos retos aprovechando la sabiduría y energía de sus vecinos y juntos, están forjando relaciones y construyendo sobre los activos de sus ambientes. En breve, están construyendo comunidad. Su trabajo empuja a los gobiernos e instituciones más establecidas a pensar de manera diferente sobre cómo crear oportunidades, lograr equidad y mejorar las vidas. Este ensayo ilustra cómo el insertar el enfoque de construcción de comunidad en la elaboración de políticas puede producir mejores políticas que reflejen la sabiduría, experiencia y voz de los grupos locales, y propone una estrategia para mejorar la elaboración de políticas mediante la transformación del propio proceso de políticas en uno que construya comunidad.

(8) “Tiempo, dólares, trabajo y comunidad: desde ‘¿por qué?’, hasta ‘¿por qué no?'” (Time, dollars, work and community: from ‘why?’ to ‘why not?’), Edgar S. Cahn (pp. 499-509).

Las nociones convencionales de trabajo y economía les están fallando a nuestras comunidades. Necesitamos repensar cómo podemos proporcionar una oportunidad para que cada miembro de la sociedad tenga un trabajo seguro y un mínimo estándar de vida decente. Este ensayo describe una estrategia innovadora que genera capital social empleando un sistema de trueque de tiempo. Los esquemas de dólares tiempo transforman a los individuos sin empleo en comunidades de ser una carga a ser activos. Las personas ganan dólares tiempo ayudando a otros y luego los usan para comprar servicios esenciales, adquirir bienes, jugando así un papel invaluable en la construcción y fortalecimiento de comunidad. Liberando a las comunidades para que pregunten “¿por qué no?”, los dólares tiempo movilizan recursos humanos de muchas maneras benéficas y abren toda una variedad de posibilidades hasta ahora no imaginadas.

(9) “Comunidad profunda: encontrando familia en el mundo” (Deep community: finding family in the world), Judith Thompson (pp. 511-517).

La verdadera comunidad está basada en una conciencia espiritual que es el fundamento de una comunidad profunda. La comunidad profunda se adquiere compartiendo el dolor y las experiencias traumáticas, escuchando, y liberando los sentimientos personales y depositándolos en las manos de la comunidad. La comunidad profunda es un proceso y un producto, un reconocimiento más profundo de conexión, y un método de auto-ayuda. Este ensayo cuenta la historia de cuatro jóvenes que superaron sus traumas y encontraron un vínculo común en comunidad profunda.

(10) “Gobernanza comunitaria” (Community governance), Christopher Gates (pp. 519-525).

La política estadounidense, especialmente a nivel nacional, se ha vuelto disfuncional; los ciudadanos están profundamente frustrados con sus líderes políticos y sienten que las instituciones políticas no responden y son corrompidas por el poder y el dinero atrincherados. Los líderes del gobierno deben soportar el peso de este enojo y desconfianza, y subsecuentemente sentir una desconexión entre ellos y aquellos a quienes sirven. Irónicamente, al mismo tiempo que la habilidad del gobierno local para resolver problemas está severamente afectada debido a esta “desconexión”, la devolución a nivel federal y estatal está forzando a los gobiernos locales a tomar cada vez más responsabilidades para resolver los retos locales. Este ensayo argumenta que la solución a este impasse descansa en la reinvención del modo cómo operan las comunidades -necesitamos hacer el cambio de gobierno a gobernanza. El modelo dominante de política local, que encajaba bien en el paisaje político de las décadas de los 1940 hasta los 1970, hacía descansar la autoridad para la toma de decisiones exclusivamente en el liderazgo gubernamental; los ciudadanos votaban y los gobernadores gobernaban. Este ensayo describe un nuevo modo de operación, uno donde se da a los actores no-gubernamentales “un asiento en la mesa”. En este modelo, el objetivo de las luchas políticas ya no es derrotar a su enemigo, sino alcanzar decisiones en colaboración, basadas en el consenso; gobierno, empresas, grupos comunitarios y ciudadanos trabajan juntos, y los líderes comparten el poder, trabajando para permitir que otros decidan sobre los asuntos.

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FJBS Admin