Vol. 37, No. 9, Noviembre 2005


Publicado en: miércoles 30, noviembre, 2005

(1) “Futuros más allá del nacionalismo” (Futures beyond nationalism), Ahmed, Imtiaz. (pp. 905-924)

(2) “La nación en tiempos heterogéneos” (The nation in heterogeneous time), Chatteerjee, Partha. (pp. 925-942)

Siguiendo una crítica del tiempo homogéneo, uno que es tan central a la lectura de la historia social de Benedict Anderson, el artículo construye sobre la noción del tiempo heterogéneo, con particular referencia a la gobernabilidad, en la traducción narrativa de la nación. Se introducen luego los ejemplos de B.R. Ambedkar y el personaje de ficción de Dhorai, de Satinath Bhaduri para mostrar la continua tensión entre la dimensión utópica del tiempo homogéneo del capital y el espacio real constituido por el tiempo heterogéneo de la gobernabilidad, y los efectos producidos por esta tensión sobre los esfuerzos para construir la traducción narrativa de la nación. El artículo termina postulando que es moralmente ilegítimo sostener las ideas universalistas del nacionalismo sin simultáneamente demandar que las políticas generadas por la gobernabilidad sean reconocidas como una parte igualmente legítima del espacio-tiempo real de la vida política de la nación.

(3) “Siguiendo signos postnacionales: el sendero de los derechos humanos” (Following postnational signs: the trail of human Rights), Makinda, Sam. (pp. 943-957)

Seguir signos post-nacionales es una de las maneras de moverse “más allá del nacionalismo”, y ello requiere una crítica de los fundamentos morales y éticos de la comunidad política moderna. Sin embargo, moverse “más allá del nacionalismo” no es por sí mismo superior a operar dentro de las fronteras nacionales. El asunto importante es cómo podemos mejorar la condición humana siguiendo los signos post-nacionales o moviéndonos más allá del nacionalismo. La ruta a través de los derechos humanos es una de entre muchas, pero es éticamente atractiva porque tiene el potencial de ampliar el alcance de la emancipación humana y fortalecer los lazos sociales a través del globo. La promoción de los derechos humanos puede proporcionar una plataforma para la deconstrucción de la nación-estado, lo que subsecuentemente expondrá sus efectos totalizadores, especialmente sus estrategias para asegurar que las fronteras de territorio, nación, ciudadanía y soberanía coexistan.

(4) “Conflicto étnico, imaginación étnica y alternativas democráticas para Sri Lanka” (Ethnic conflict, ethnic imagination and democratic alternatives for Sri Lanka), Uyangoda, Jayadeva. (pp. 959-988)

El Estado unitario de Sri Lanka y en consecuencia muchas de sus confrontaciones pluralistas son productos de una herencia colonial precisa, particularmente la organización y reproducción en la isla del principio constitucional del Estado unitario europeo/británico. Sólo después de décadas de conflictos étnicos violentos entre los tamiles minoritarios y la población Sinhalesa mayoritaria la élite gobernante sinhalesa se dio cuenta de la necesidad de alterar las bases unitaristas del estado de Sri Lanka dentro de un marco de compartición de poder basado en la etnicidad. Aunque los conceptos de “devolución” y “federalismo” se han incorporado al discurso político dominante, lo que es un signo saludable, estos son de utilidad limitada a menos de que exista una re-constitución democrática del estado moderno reformándolo y federalizándolo desde el interior, en sus cimientos, en su centro y de manera importante en su periferia y regiones.

(5) “Más allá de los límites de los estudios del área Asia Pacífico” (Beyond the boundaries of AsiaPacific area Studies), Sharma, Miriam. (pp. 989-1003)

El peculiarmente estadounidense estudio del mundo “no-occidental” -bajo la rúbrica de “estudios de área” interdisciplinarios- está en crisis. Sus orígenes datan de la posguerra y el período de la Guerra Fría y pueden entenderse mejor como un esfuerzo académico impulsado por la política y que floreció en las décadas de los 1960 y 1970 y bien entrada la de los 1980. Ha habido muchas críticas tanto desde adentro como desde afuera del campo. Este artículo discute los impactos de las tendencias globalizadoras importantes sobre el campo así como sobre nuevas direcciones para el futuro. Se centra en el proyecto “Culturas en movimiento” de la Escuela de Estudios Hawaianos, de Asia y el Pacífico de la Universidad de Hawaii, que fue parte de una iniciativa más amplia de la Fundación Ford para revitalizar los estudios de áreas (regiones). Este proyecto en marcha emplea tecnologías basadas en computadora y otras interactivas para vincular estudiantes y salones de clases a través de la división del Pacífico como parte de una pedagogía que intenta descolonizar los estudios de áreas. Se evalúan críticamente las promesas y riesgos de la tecnología como un faro para el futuro de los estudios de áreas.

(6) “Enemigos de dentro y enemigos de fuera: lo propio asediado en los libros de texto de Pakistán” (Enemies within and enemies without: The besieged self in Pakistani textbooks), Saigol, Rubina. (pp. 1005-1035)

En el proceso de la formación de un Estado y la construcción de una nación, los Estados organizan la producción, organización y distribución de conocimiento social para construir la memoria colectiva nacional. La tendencia es incluso más pronunciada en Estados recién independizados que luchan para construir nuevas identidades descartando las pertenencias anteriores. Cuando se forman nuevos Estados mediante la amalgama de diversas entidades regionales, se espera que las anteriores, viejas y diferenciadas identidades sean descartadas a favor de la nueva homogeneizada. En casos donde el nuevo estado es extraído a partir de uno ya existente, el recuerdo nacional de cada lado es divergente -el Estado padre llora la pérdida y recuerda el evento como una herida en el cuerpo político, y el Estado emergente celebra su creación con un sentimiento de orgullo y triunfo logrado a través del sufrimiento y el dolor. Las historias en competencia y rivales de la partición están así tejidas en la creación de la memoria nacional. Esto se hace descansando fuertemente en las materias formadoras de identidad tales como la historia (sentido del tiempo), el civismo (un sentido de poder), y la geografía (un sentido de espacio), conocidas en conjunto como estudios sociales. Un requerimiento importante de todos los Estados, pero particularmente de los nuevos, es la construcción, elaboración y frecuente invocación de “enemigos” de fuera y de dentro de las fronteras nacionales. Sin enemigos acechando en todas partes y como los opuestos morales de lo propio, es difícil definir y consolidar lo propio. El sentido de amenaza y miedo que los enemigos ayudan a evocar permite al propio fracturado y diferenciado fusionarse y solidificarse en uno único defensivo. El Estado de Pakistán es, en este contexto, un caso interesante pero difícilmente excepcional. El diseño de una educación para un mundo post-nacional se vuelve una tarea crítica.

(7) “El grito de Sakeena: una crítica post-nacionalista de la violencia en Asia del sur” (The cry of Sakeena: a post-nationalist critique of violence in South Asia), Ahmed, Imtiaz. (pp. 1037-1048)

La violencia, tanto la estatal como la no estatal, es central a la construcción del Estado nacional en Asia del Sur. Tanto Sadat Hasan Manto como Fakir Alamgir, si bien en diferentes coyunturas históricas y a través de diferentes medios, han expuesto críticamente los horrendos resultados de lo que comúnmente es visto como el nacimiento de una nación. Una crítica post-nacionalista de la violencia, incluyendo perspectivas feministas, nos permite ver cuán intrincada ha sido la relación entre alienación, violencia y la construcción de la nación, el nacionalismo y nacionalidad. Cuanto antes tomemos conocimiento de este hecho, antes seremos capaces de transformarnos y avanzar más allá de la nación.

(8) “Más allá del nacionalismo: la universalidad de la no violencia” (Beyond nationalism: the universality of nonviolence), JahanBegloo, Ramin. (pp. 1049-1055)

La mayor concepción equivocada sobre la construcción de nación es que la violencia es siempre la última forma de derrotar a la injusticia y combatir una dictadura. Durante el último siglo Mahatma Gandhi y muchos otros han probado que la no violencia puede ser una fuerza poderosa que es capaz de ir más allá del nacionalismo. El profundo análisis de Gandhi de la noción de “civilización” plantea muchas interrogantes nuevas e importantes sobre la agenda de la filosofía moral y práctica actual. En la marcha para rebasar al nacionalismo, nuestro mundo puede moverse a lo largo de la idea de civilización de Gandhi como no violencia para obtener resultados claros en la solución de problemas relacionados con la pobreza, la guerra y la violencia.

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