Vol. 27, No. 7, Septiembre 1995


Publicado en: martes 19, septiembre, 1995

(1) «Ciberespacio: Ir audazmente…» (Cyberspace: to boldly go …), Ziauddin Sardar, Jerome R Ravetz (pp. 695-698).

(2) «Microcibernética como una revolución» (Microcybernetics as a revolution), Jerome R Ravetz (pp. 699-712).

¿Qué tipo de revolución está ocurriendo en microcibernética? ¿Cómo afecta a la vida económica, social y política, y a la conciencia? ¿Quién, si alguien, tiene el control? ¿O está en un estado de escapatoria? ¿Cuáles son las implicaciones para nuestra comprensión de nosotros mismos en relación con nuestras creaciones?

(3) «La revolución microelectrónica -¿límites a su crecimiento?» (The microelectronics revolution-limits to its growth?), George Spencer (pp. 713-724).

Las revoluciones tecnológicas previas eventualmente han creado más empleos de los que desplazaron. ¿Podemos asumir que esto pasará también con la microelectrónica? Cuando las personas son valoradas por su productividad, ¿Qué le pasará a la sociedad cuando las «máquinas» conceptuales sean crecientemente más productivas que los humanos? Y cuando estas máquinas representen una personificación casi perfecta de la función de «control», ¿lograrán una «mejora subversiva» del trabajo humano?

(4) «Franquicia democrática y la frontera electrónica» (Democratic franchise and the electronic frontier), Vivian Sobchack (pp. 725-734)

Nuestra cultura electrónica presente ha surgido de una concepción de democracia occidental, que puede verse como basada dialécticamente en una contradicción e inequidad potencial. Debiéramos esperar, por tanto, que una cultura electrónica «democrática» se manifestará de una forma dialéctica similar. Será más y menos liberadora, participativa e interactiva que fue el caso con las formas culturales previas mediadas por la tecnología.

(5) «¿Siendo consolado? Naturaleza virtual y conciencia ecológica» (Being consoled?: Virtual nature and ecological consciousness), Nigel Clark (pp. 735-747).

Nuevas técnicas en la simulación de la naturaleza le están dando a los ambientes generados por computadora una apariencia más orgánica. En particular, desarrollos en el modelado de «vida artificial» prometen poblar a los futuros ciberespacios con seres autónomos diversos. Esto puede verse como un alejamiento inminente de la naturaleza «real», pero podríamos mejor concebir a las naturalezas virtuales como una culminación de una larga tradición occidental de representar al mundo natural en formas crecientemente exhuberantes de dos y tres dimensiones. Se sugiere que el movimiento ecológico está implicado en el ascenso de la naturaleza simulada, y que debe acomodarse con la «realidad» de la mediación, en lugar de privilegiar la noción de naturaleza «primordial», no mediada.

(6) «Pánico de porno por computadora: Miedo y control en el ciberespacio» (Computer porn panic: Fear and control in cyberspace), Andrew Calcutt (pp. 749-762).

La cibercultura está plagada de pánico con la pornografía por computadora. Aunque la pornografía por computadora es una epidemia fantasma, la preocupación inflada que ha generado expresa una cultura general de miedo. El pánico de la pornografía por computadora proporciona el talón de fondo para el domado del ciberespacio, y ha ayudado a catalizar una atmósfera corrosiva en la que los usuarios y no usuarios de la red por igual son alentados a pensar lo peor de todos los demás, y a buscar protección en el abrazo de la autoridad.

(7) «¿Valor de red?: Religión, ciberespacio y el futuro» (Net worth?: Religion, cyberspace and the future), Jay Kinney (pp. 763-776).

La tecnología en evolución del ciberespacio, prefigurada actualmente por el Internet, tendrá un impacto sobre la religión, tanto como institución social como en la vida spiritual de los individuos. El contacto y conflicto descentralizado de los seguidores de diferentes religiones que alienta «la red» podría representar un callejón sin salida alrededor del liderazgo religioso institucional, aunque esas mismas jerarquías podrían reafirmarse en línea si la red evoluciona principalmente favoreciendo a los proveedores de contenidos con recursos financieros y organizacionales sustantivos. Usenet y la World Wide Web presentan dos arenas donde estas tendencias en competencia pueden verse, con las orientaciones espirituales alternativas (tales como el neo-paganismo y el movimiento de la Nueva Edad) e individuos que expresan sus opiniones como los más activos y visible en el presente. Mientras que las innovaciones técnicas en la Red probablemente alentarán el desarrollo de nuevas formas de ritual y otras innovaciones religiosas innovadoras, también es probable que la fácil disponibilidad de material tabú, visiones del mundo en competencia y entretenimiento adictivo en el ciberespacio dispararán crisis espirituales en muchas personas. En última instancia, la vida espiritual interna de los individuos podría atrofiarse conforme el comercio en la Red de imágenes hechas a la medida y las realidades virtuales se incremente, exacerbando una tendencia que ya está presente al interior de la cultura occidental.

(8) «alt.civilizations.fac. Ciberespacio como el lado más oscuro de occidente» (alt.civilizations.faq cyberspace as the darker side of the West), Ziauddin Sardar (pp. 777-794).

El ciberespacio está siendo descrito como la «siguiente frontera». Pero la noción de la nueva frontera es una formulación mítica, construida para unir al pasado con el presente de manera organizada y reinterpretada y enfatizar cómo el Nuevo «territorio» será controlado y dominado en el futuro. La ocupación del ciberespacio tiene paralelos directos con la colonización de las culturas no occidentales. El ciberespacio está convirtiéndose en el nuevo Otro de la civilización occidental que está proyectando todos sus prejuicios coloniales, y las imágenes de sexo y violencia en las que enmarcó a las culturas no occidentales, sobre el ciberespacio. Pero esta vez, el lado más oscuro de occidente está rebotando sobre él mismo.

(9) Reseña de libro: «Ciberespacio para principiantes» (Cyberspace for Beginners, Joanna Buick y Zoran Jevtic, Cambridge, Icon Books, 1995, 175 pages), Ivana Milojevic (pp. 795-796).

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