Vol. 28, No. 4, Mayo 1996


Publicado en: domingo 19, mayo, 1996

(1) «Introduciendo la competencia a los mercados monetarios globales» (Introducing competition to the global currency markets), Hazel Henderson, Alan F Kay (pp. 305-324).

Los mercados globales de capital son ineficientes e imperfectos, i.e., inestables, sujetos a picos, y con costos de transacción excesivos, externalidades no contabilizables, y características monopólicas. Se propone una innovación social: una nueva instancia de cambio de divisas para introducir la competencia, reducir los costos de transacciones y externos, hacer los mercados de capital justos y más accesibles, y producir ingresos para armonizar más las regulaciones monetarias, reduciendo el comportamiento criminal, y otros propósitos legítimos. Se ofrecen nuevas herramientas a los gobiernos nacionales, los ministros de finanzas, y los bancos centrales con políticas ad hoc para defender sus monedas y opciones domésticas de políticas para recobrar parte de la soberanía que perdieron durante la década de los 1980, cuando se desregularon los mercados de capital. Quienes elaboran las políticas nacionales ya no pueden decirles a sus votantes que la pérdida de redes domésticas de seguridad y la exposición de sus ciudadanos más vulnerables son un precio inevitable que hay que pagar para mantener la «competitividad global».

(2) «Naturaleza de construcción: Elementos para una política ecológica post-estructuralista» (Construction nature: Elements for a post-structuralist political ecology), Arturo Escobar (pp. 325-343).

Este artículo argumenta a favor del desarrollo de una ecología política post-estructuralista. Mientras que la ecología política estudia las relaciones entre sociedad y naturaleza en contextos de poder -particularmente desde la perspectiva de la economía política- este estudio, se propone, debe incluir una consideración de los discursos y prácticas a través de las cuales la naturaleza se produce y conoce históricamente. El artículo examina las complejas articulaciones culturales y discursivas entre los sistemas naturales y sociales establecidas por el capital y la tecnociencia, particularmente a través de discursos de desarrollo sustentable y conservación de la biodiversidad. El artículo concluye con las implicaciones del análisis para imaginar racionalidades productivas alternativas en conjunto con los movimientos sociales.

(3) «Una trayectoria esperanzadora para el desarrollo de África» (A hopeful path for development in Africa), Richard L Meier (pp. 345-358).

África enfrentará muchas más barreras al desarrollo durante las siguientes dos generaciones que cualquier otra región global. El suministro de alimentos, el crecimiento de la población, la expansión de las ciudades y la estabilidad política son particularmente problemáticos. Aquí se propone una estrategia para emplear nuevas tecnologías de información de bajo costo para borrar el déficit educativo y acelerar la producción de alimentos. La esperanza de que esto podría hacerse con rapidez descansa en la rápida expansión de las organizaciones no gubernamentales de mujeres. La aceleración de la educación de las niñas tiene la más alta prioridad, porque se requiere más educación en África que en cualquier otro lugar para lograr que las tasas de fertilidad lleguen a los niveles de reemplazo. Para ser sustentable, una sociedad africana debería estar orientada a los servicios, con un énfasis mucho más reducido en la manufactura de bienes de capital. Tendría muchos conocimientos sobre cómo economizar y, por tanto, necesitaría alcanzar un producto interno bruto relativamente bajo. El principal objetivo sería que los miembros de la sociedad se declarasen felices y que sintiesen que tienen una alta calidad de vida.

(4) «El programa de previsión tecnológica del Reino Unido» (The UK technology foresight programme), Luke Georghiou (pp. 359-377).

La previsión tecnológica a nivel nacional ha surgido como un instrumento prominente de política tecnológica durante la primera mitad de la década de los 1990. Los programas de éste tipo generalmente no buscan identificar futuros rompimientos científicos (el llamado enfoque de «selección de ganadores»). En su lugar, se preocupan por establecer la infraestructura necesaria para reconocer y explotar tales oportunidades cuando éstas surjan. Dados los tiempos de adelanto necesarios para el desarrollo tecnológico, esto obliga a formarse visiones sobre el futuro. En este artículo se examina la experiencia hasta la fecha de una de las iniciativas nacionales más comprehensivas, el Programa de Previsión Tecnológica del Reino Unido.

(5) «¿Existe un futuro para la Unesco?» (Is there a future for UNESCO?), Jacques Richardson (pp. 379-387).

Unesco inició sus operaciones en 1946. Con cincuenta años de edad, ha perdido tres naciones miembros y su efectividad está bajo el escrutinio de muchos cuerpos no oficiales así como oficiales. Aquí tienen la palabra antiguos miembros de su plantilla laboral. Ni altamente elogiosos no duramente críticos, quienes conocen por dentro y por fuera a esta organización intergubernamental multi-misión orientada hacia el conocimiento, deliberan, rigurosamente, sobre su evaluación. En lugar de seguir el patrón acostumbrado de «logros, hallazgos y recomendaciones», su análisis de sondeo plantea preguntas evitando a la vez respuestas absolutas. Con todo, el tenor de su texto es mostrar un camino conducente a una reforma exhaustiva.

(6) Reseña de libro: «Cerebro mundial» (World Brain, HG Wells, London, Adamantine Press, 1994, 185 pages, £25.00), Brian Burrows (PP. 389-390).

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