Vol. 31, No. 2, Marzo 1999


Publicado en: viernes 19, marzo, 1999

(1) «Editorial» (Editorial) (pp. 139-146).

(2) «Hacia el disenso responsable y el surgimiento de futuros transformacionales» (Towards responsible dissent and the rise of transformational futures), Richard A. Slaughter (pp. 147-154).

El artículo sugiere que tendencias globales bien conocidas se dirigen hacia futuros que nadie elegiría y que debería buscar evitar. Las poblaciones ricas naive no responden de manera efectiva, en parte porque se refugian en estrategias de evasión, especialmente las disponibles a través de la tecnología moderna. Los estudios de los futuros juegan un papel ambiguo porque son usados tanto en modos ideológicamente regresivos como progresivos. De tales consideraciones surge la necesidad de contar con futuros de disenso. De hecho, los estudios de los futuros abrazan perspectivas y metodologías que permiten el disenso. Luego se hace posible una re-visión de los fundamentos de los futuros humanos, incluyendo aquellos denominados «transformacionales». Esta es una tarea válida para los practicantes de los estudios de los futuros. Desde este punto de vista el disenso se vuelve un impulsor positivo del cambio social adaptivo.

(3) «Futuros tibetanos: imaginando destinos colectivos» (Tibetan futures: imagining collective destinies), Gabriel Lafitte (pp. 155-169).

Tibet es un caso paradigmático de futuros de disenso. Desde la invasión china ha sugerido una arremetida continua contra su cultura y modo de vida. Este artículo describe algunas de las medidas tomadas por el Dalai Lama y su gobierno en exilio para retomar la iniciativa y establecer prioridades y procedimientos que protegerán la herencia y asegurarán el futuro de Tibet.

(4) «Maná, magia y (post-)modernidad: futuros de disenso en Aotearoa» (Mana, magic and (post-)modernity: dissenting futures in Aotearoa), Martin O’Connor (pp. 171-190).

En Nueva Zelanda, como en muchas partes del mundo, las formas de vida, patrones de propiedad y control de la actividad económica, y visiones del futuro se están alineando cada vez más con las llamadas leyes del mercado (suministro y demanda) y con los íconos de eficiencia e interés propio. Los exhortos de los políticos ultra-liberales se combinan con los dictum del Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio para facilitar un «experimento» de la «economía abierta», rindiendo la antigua colonia británica al desplumadero de la inversión extranjera directa y el libre comercio. Al mismo tiempo, la nación está involucrada en un experimento que define su futuro como confesamente bicultural y respetuoso del valor intrínseco de otras partes, presentes y futuras, que viven en este planeta. ¿Cómo deberíamos resolver esta antinomia?; ¿cómo deberíamos interpretarla? El artículo plantea elementos de la crítica de Baudrillard de la modernidad contra fragmentos de la poesía de Nueva Zelanda (tanto del período colonial como del ‘post-colonial’), en una interrogación de los nuevos textos de manejo de recursos de Aotearoa/Nueva Zelanda. Cuatro tipos de textos son yuxtapuestos: la ley de manejo de recursos post-colonial; la crítica post-moderna; la antropología (y alguna nostalgia); y la poesía post-indígena/colonial. En línea con preocupaciones actuales sobre el ‘desarrollo sustentable’, el autor se pregunta: ¿cuál es la naturaleza probable del futuro, cuál del futuro de la naturaleza y cuál de de la naturaleza humana, en la tierra antes llamada Zona de Dios y Aotearoa?.

(5) «Islam y el futuro del disenso luego del ‘final de la historia'» (Islam and the future of dissent after the ‘end of history’), Abdelwahab El-Affendi (pp. 191-204).

En la pronunciada inestabilidad del actual orden internacional, el Islam ha emergido como el foco de disenso global, llenando un papel que dejaron vacío las anteriores ideologías de la izquierda. Esto ha desconcertado a las tesis del «fin de la historia» que habían predicho la homogeneización cultural y política global, y preveían la marginalización de las culturas no occidentales. Este papel del Islam coincide con un periodo de turbulencia al interior de los países musulmanes que están luchando por encontrar sistemas sociales justos. Parcialmente para emascular el papel del Islam y el reto que le planteó a la hegemonía en el escenario mundial, algunas tendencias en las políticas occidentales favorecen alimentar la turbulencia e inestabilidad del mundo musulmán mediante la resistencia a la tendencia hacia la democratización. La persistencia en este enfoque es poco probable que elimine el papel global del Islam, pero podría cambiar su carácter, como lo indican los eventos en Afganistán y el surgimiento de nuevas amenazas terroristas.

(6) «Gandhi, el crisol civilizacional y el futuro del disenso» (Gandhi, the civilizational crucible, and the future of dissent), Vinay Lal (pp. 205-219).

Las recientes pruebas nucleares por la India han establecido que las posibilidades para el disenso en nuestro tiempo se han estrechado peligrosamente. Cuando un país que fue conducido a su independencia por el principal teórico y practicante de la no violencia, Mohanmdas Gandhi, debe demostrar a la comunidad de las naciones que es un poder «masculino», ese es un signo indudable de que tan lejos cualquier disenso de la realpolitik se ha vuelto meramente una esperanza distante. Pero todavía existe un futuro para el disenso, en el que el disenso no estará acomodado sólo en, o incluso en, los varios idiomas con los que está familiarizado el occidente. La vida y enseñanzas de Gandhi proporcionan la primera clave para una política emancipatoria del conocimiento. Gandhi tenía una visión de la vida profundamente ecológica; no reconocía ni la autoridad infalible de los textos ni la santidad de las tradiciones imaginadas, y era también el mayor crítico de de la modernidad y sus prácticas culturales. Gandhi estaba atado, de igual manera, al ethos de la civilización india, y en la profunda estructuración mítica de esa civilización, que era más hospitalaria a la pluralidad de lo que es posible bajo cualquier estado-nación, descansan otras claves para una política del conocimiento que permite mayor espacio para el disenso genuino. Para moverse hacia una política del futuro, donde la diferencia cultural no esté comprometida por un mero multiculturalismo, se requiere una crítica exhaustiva de ls categorías modernas del conocimiento.

(7) «La cultura y la política de Resistencia en Corea del Sur» (The culture and politics of resistance in South Korea), Sallie Yea (pp. 221-234).

Dos asuntos han dominado las discusiones sobre el futuro de Corea del Sur: modernidad y reunificación nacional. Mientras que los discursos codificados por el estado dominan las discusiones sobre ambos asuntos, un involucramiento crítico con ambos ha surgido dentro de la comunidad minjung (populista) disidente de Corea del Sur, con visiones resultantes de la nación que proporcionan un alejamiento radical de las del estado hegemónico. En este artículo, el autor explora la praxis cultural y política de la resistencia minjung. Sugiere que el movimiento minjung proporciona un compromiso crítico con la nodernidad y la nación coreana, uno que plantea imaginarios alternativos del futuro de Corea del Sur, así como una lectura subversiva tanto de su presente como de su pasado.

(8) «Identidades que disienten: voces karelianas fuertes de futuros de mujeres» (Dissenting identities: Karelian strong women’s futures voices), Vuokko Jarva (pp. 235-244).

La cultura kareliana, que prácticamente ha desaparecido, prosperó hace más de mil años. Las mujeres karelianas tenían una fuerte identidad cultural basada en la competencia, la responsabilidad ética, una racionalidad diferente, un espíritu de cooperación, y atención y compasión. A través de una narrativa personal, este ensayo explora cómo los principios básicos de esta cultura podrían emplearse para construir visiones y sociedades del futuro.

 

(9) «Individuos que disienten: mi vida en los márgenes» (Dissenting individuals: my life on the margins), Jerome Ravetz (pp. 245-249).

El disenso es tan viejo como la civilización y persistirá en el futuro. Es necesario para la protección de los sistemas sociales contra la corrupción; pero sus relaciones con lo establecido inevitablemente están basadas en el conflicto. Quienes disienten pueden destruir y ser destruidos en la persecución de su objetivo de una verdad incómoda. A través de una narrativa personal, el autor describe cómo él escapó (hasta ahora) de este destino, estando consciente de sí mismo y desapegado, en el margen tanto de lo establecido regular como también de los disensos establecidos. Hasta ahora el disenso ha florecido al tener objetivos claros en el dogma y la corrupción; pero en el mundo Disneyficado del consumismo y el espectáculo, el verdadero disenso necesitará enfocarse directamente sobre lo fundamental -una tarea genuinamente impopular.

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