Vol. 32, No. 6, Agosto 2000


Publicado en: miércoles 30, agosto, 2000

(1) «Deconstruyendo el año 2000: [Futures 2000; 32: 7-15]» (Deconstructing the year 2000: [Futures 2000;32(1):7-15]), Sohail Inayatullah (p. I).

(2) «Explorando los siguientes mil años» (Exploring the next thousand years), Sesh Velamoor, Paige Heydon (pp. 509-512).

(3) «Diversidad y progreso social en el siguiente milenio: una perspectiva evolucionaria» (Diversity and social progress in the next millennium: an evolutionary perspective), Dennis Pirages (pp. 513-523).

Se desarrolla un marco de referencia evolucionario para especular sobre algunos de los asuntos socio-culturales y de diversidad genética del próximo milenio. Las poblaciones humanas (sociedades) son unidades biológicas y socio-culturales básicas. La naturaleza de las sociedades humanas está conformada por dos clases de procesos evolucionarios vinculados: biológicos y socio-culturales. Estos procesos evolucionarios, a su vez, son impulsados por interacciones humanas con el ambiente físico, microorganismos, otras especies, otras poblaciones humanas, y por innovaciones tecnológicas. La preservación de la diversidad genética y sociocultural es identificada como un aspecto crucial del progreso social durante el próximo milenio. Se discute el impacto de estos «impulsores del cambio» ecológicos y tecnológicos sobre los futuros procesos evolucionarios. Mientras que las sociedades ricas del mundo serán crecientemente liberadas de las limitantes de la naturaleza y enriquecidas por las innovaciones tecnológicas, es cuestionable, dada la experiencia histórica, el si las más pobres compartirán la prosperidad. Se requerirán innovaciones significativas en la evolución sociocultural, incluyendo nuevas formas de gobernanza, para aprovechar las fuerzas aceleradoras del cambio y para asegurar el futuro progreso social de todas las personas.

(4) «Hombres, niños y el futuro de la familia en el tercer milenio» (Men, children and the future of the family in the third millennium), Frances K. Goldscheider (pp. 525-538).

Este artículo examina los efectos del cambio demográfico sobre los cimientos de la familia. Se muestra que la «primera» transición demográfica -las declinaciones masivas en fertilidad y mortalidad- debilitó la tradicional relación hombre-mujer basada en la paternidad. Ello ha conducido a la revolución de género en la esfera pública. Se muestra que la «segunda transición demográfica -los incrementos en divorcios y cohabitación- han debilitado la relación padre-hijos, reflejando el control de las mujeres sobre los niños, un control que creció de manera continua durante la primera transición demográfica. Este artículo argumenta que la revolución de género necesita incorporarse en la familia, incrementando la habilidad de las mujeres para competir en el empleo y la habilidad de los hombres tanto para escoger si asumen la responsabilidad paterna como para mantener papeles paternales activos con sus hijos.

(5) «Las cuatro puntas» (The four spikes), Ed Ayres (pp. 539-554).

Los impactos no intencionados de la apropiación humana de los recursos del planeta se han vuelto tan numerosos, voluminosos y enredados en mallas de realimentación que a menudo sobrepasan las capacidades de los tomadores de decisiones para enfrentar las crisis actuales, no digamos ya prepararse para un futuro sustentable. La dificultad podría aliviarse viendo al cambio global desde una perspectiva más amplia de la que normalmente ofrecen los especialistas (cuyas visiones son necesariamente estrechas) o los principales medios dominantes (cuyos intereses son usualmente fragmentados y parroquiales). Desde esta perspectiva más amplia, puede verse que cuatro «megafenómenos» empezaron a barrer al planeta en el siglo pasado. Graficados sobre una línea de tiempo de milenios en lugar de años o días, aparecen como cuatro enormes «puntas» -de población humana, consumo de materiales/energía, de concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, y de extinciones de especies. Estos megafenómenos dan cuenta de la proliferación de aflicciones que empantanan a la humanidad al inicio del Siglo 21. Entendiendo la naturaleza de los picos puede ofrecer los medios más viables para administrar -atacando las raíces- lo que de otra manera podría escalar en una crecientemente desastrosa cascada de impactos.

(6) «Humanidad interestelar» (Interstellar humanity), Steven J. Dick (pp. 555-567).

Cincuenta años después del ensayo que marcó época de Olaf Stapledon «¿Hombre interplanetario?» (Interplanetary man?), el artículo propone la era venidera de la «humanidad interestelar». Durante los siguientes mil años el dominio de la humanidad se dispersará crecientemente hacia las estrellas, un proceso que alterará nuestro futuro de maneras profundas. Al menos tres factores impulsarán esta expansión: (1) creciente comprensión de la evolución cósmica, cambiando nuestra percepción de nosotros mismos y nuestro lugar en el universo; (2) contacto con inteligencia extraterrestre, trayendo conocimiento, sabiduría y problemas de contacto cultural ahora imprevistos; y (3) viaje interestelar, transportando emisarios de la humanidad hasta al menos las estrellas más cercanas. Las consecuencias de estos eventos no son predecibles en detalle, pero pueden estudiarse examinando las lecciones de la evolución cósmica; empleando la historia para analizar la recepción de nuevas visiones del mundo y contactos culturales intelectuales en la Tierra; y anticipando la probabilidad de éxito en los viajes interestelares y sus efectos. El prospecto de una humanidad interestelar durante el próximo milenio probablemente tendrá un efecto sobre todas las ramas de esfuerzos terrestres, sean en religión, filosofía, ciencia o las artes. El escenario del drama humano será expandido de manera muy vasta.

(7) «Sendero lento, sendero rápido y el ‘Club Galáctico'» (Slow track, fast track, and the «Galactic Club»), Albert A. Harrison (pp. 569-579).

Los descubrimientos en las ciencias físicas y biológicas sugieren que la inteligencia está ampliamente distribuida a través del universo. Antes de que pase mucho tiempo decidiremos, o bien que estos descubrimientos nos han orientado hacia una conclusión falsa, o bien obtendremos evidencia innegable de vida extraterrestre. Luego de encontrar una sociedad extraterrestre es probable que descubramos otras y, de esta manera, nos volvamos parte del «Club Galáctico». Siguiendo el «sendero lento», un encuentro inicial conducirá a esfuerzos de búsqueda acelerados que nos pondrán en contacto, una por una, con sociedades adicionales. Siguiendo el «sendero rápido», nuestro contacto inicial será con un afiliado del Club Galáctico, y esta sociedad nos dará acceso instantáneo a los otros miembros. Las limitaciones físicas impuestas por las distancias interestelares, junto con nuestra comprensión de grandes sistemas sociales, sugiere que el Club Galáctico será grande, estable, de paso lento, y ejerciendo un control suelto sobre sus miembros. Los dos senderos tienen implicaciones diferentes para la administración del contacto inicial, la protección de nuestra seguridad, la transferencia de conocimiento y la preservación de nuestra identidad.

(8) «Infecciones emergentes y reemergentes: los determinantes sociales» (Emerging and re-emerging infections: the societal determinants), Donald B. Louria (pp. 581-594).

Las infecciones emergentes y re-emergentes han cambiado el curso de la historia humana desde los inicios de la civilización humana. Actualmente, infecciones emergentes tales como VIH-Sida, e infecciones re-emergentes, tales como el cólera y la difteria, son una plaga para nuestra sociedad. Existe ahora una preocupación creciente sobre futuras infecciones emergentes y re-emergentes -que aparecen por sí mismas, inducidas por un excesivo o inapropiado uso de antibióticos, o causadas deliberadamente sobre la sociedad (guerra biológica). Existen múltiples enfoques para la prevención, detección temprana y control de estas infecciones. Actualmente el foco principal está en logra una mayor vigilancia, desarrollar técnicas de diagnóstico más sofisticadas, y crear infraestructuras de salud pública más efectivas. Un enfoque adicional, que podría ser el más efectivo para minimizar la frecuencia y severidad de estas epidemias amenazantes para la sociedad, es una mejora de los determinantes sociales críticos que proporcionan el medio en el que las infecciones emergentes surgen y florecen. El crecimiento excesivo de la población y el calentamiento global son dos de las variables superordenadores, en particular porque una vez que han sobrevenido tomaría décadas, incluso siglos, para mitigar de manera efectiva sus consecuencias. Otras variables incluyen: urbanización masiva; guerras; pobreza; malnutrición; migración forzada; comportamiento humano (particularmente el comportamiento sexual); proyectos masivos de irrigación y construcción de presas; viajes en exceso; y el envejecimiento planetario de la población. Estos determinantes, que en su mayor parte están cercanamente interrelacionados, son virtualmente todos modificables mediante acciones individuales, por pequeños pero importantes cambios en nuestro sistema educativo, y por acciones políticas.

(9) «La penumbra de la edad baconiana y el futuro de la humanidad» (The twilight of the Baconian age and the future of humanity), Francisco Sagasti (pp. 595-602).

Nuestros tiempos son producto del desdoblamiento del programa baconiano, articulado hace casi 400 años por Sir Francis Bacon, el cual ha sido extraordinariamente exitoso y ha apuntalado la expansión mundial de la civilización occidental. Sin embargo, de manera paradójica, el triunfo del programa de Bacon terminó debilitando sus propios cimientos. Conforme entramos al Siglo 21, estamos siendo testigos del ocaso de la edad baconiana y debemos embarcarnos en la búsqueda de un nuevo programa para movilizar los esfuerzos humanos. Ello requiere examinar la lógica y las suposiciones detrás del programa baconiano, evaluando la manera en que ellas han sido cuestionadas por sus propios resultados y productos, y explorando cómo diseñar y poner en práctica un nuevo programa para realizar de manera completa el potencial humano. Este nuevo programa debe construir sobre los logros de la edad baconiana, pero también reconocer sus limitaciones. Ello podría requerir, por ejemplo, colocar a las emociones y sentimientos al mismo nivel cualitativo que la razón, y también incorporar las contribuciones de perspectiva culturales no-occidentales en el diseño de un nuevo programa para la humanidad.

(10) «Escenarios borrador del Proyecto Milenio para los siguientes 1,000 años» (Millennium Project’s draft scenarios for the next 1000 years), Jerome C. Glenn (pp. 603-612).

En cooperación con La Fundación para el Futuro (The Foundation For the Future), el Proyecto Milenio (The Millennium Project) del Consejo Americano para la Universidad de Naciones Unidas ha recolectado y calificado factores que podrían influir sobre el futuro de largo plazo (mil años) de la humanidad vía un «Panel Milenio 3000» de cien pensadores avanzados de alrededor del mundo. Sus juicios han sido organizados en seis primeros bosquejos de escenarios borrador, de los cuales tres son presentados en este artículo.

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