Vol. 39, No. 8, Octubre 2007


Publicado en: jueves 11, octubre, 2007

(1) «Conocimiento en evolución» (Knowledge in evolution), Truett Anderson, Walter. (pp. 915-919)

(2) «De la certeza a la incertidumbre: pensamiento, teoría y acción en un mundo posmoderno» (From certainty to uncertainty: Thought, theory and action in a postmodern World), Peat, F David. (pp. 920-929)

El progreso del pensamiento humano en siglos recientes no solo ha traído nuevo conocimiento sino también nuevas (y a veces perturbadoras) preguntas que socavan los fundamentos del propio conocimiento. Los primeros años del Siglo Veinte estuvieron marcados por expectativas optimistas de una siempre creciente certidumbre y progreso científico y tecnológico. Sin embargo, el siglo resultó ser una edad de crecientes grietas en la fachada de la certidumbre clásica; si bien la relatividad, la física cuántica y la teoría del caos profundizaron cada una nuestro entendimiento del universo, también plantearon retos fundamentales a las ideas sobre el conocimiento. Hoy, aunque los modos de pensamiento reduccionista y mecanicista prevalecen en gran parte del pensamiento contemporáneo sobre economía, seguridad global y problemas ambientales, podemos sin embargo contemplar un «fin de la objetividad» en la que nos damos cuenta de que no estamos parados fuera de los sistemas que estudiamos.

(3) «Extraños en una tierra extraña: Saber, aprendizaje y educación para la sociedad del conocimiento global» (Strangers in a strange land: Knowing, learning and education for the global knowledge society), O’Hara, Maureen. (pp. 930-941)

Como consecuencia de la globalización, de las tecnologías de la información y las comunicaciones y del cambio hacia una sociedad del conocimiento están ocurriendo cambios profundos en los patrones de vida establecidos, en las metáforas de raíz, en el expertise necesario, y en los hábitos mentales. Existe hoy un creciente desempate cultural entre lo que los miembros de la sociedad del conocimiento necesitan para tener éxito y lo que los actuales sistemas de educación superior están preparados a ofrecer. De manera creciente el resultado de esta brecha es que los productos de los sistemas de socialización basados en el entretenimiento, tales como las universidades y colegios, están mal preparadas para enfrentar los retos reales de la vida contemporánea, sintiéndose a menudo desconcertados y abrumados y como «extraños en una tierra extraña». Se necesita una revolución paradigmática en la educación, pero la actual discusión sobre la reforma está instalada en la lógica de la economía de mercado y se inspira mayormente en estrategias de negocios tales como la administración de la calidad. También permanece firmemente dentro de los hábitos mentales y marcos de referencia de una Edad Industrial. Para preparar adecuadamente a las personas y las comunidades para que prosperen en la sociedad del conocimiento global, se requieren cambios revolucionarios en la misión, contenido curricular, pedagogía y modos de inquirir. El propósito debe hacerse explícitamente orientado a producir un cambio en las estructuras profundas de la conciencia y hacia el desarrollo de expertise transdisciplinario -alfabetismos enteramente nuevos y nuevos enfoques para aprender que, por una parte, acomoden las realidades económicas actuales y, por otra, estén más sintonizadas con las necesidades socioculturales, sicológicas y espirituales de la emergente sociedad del conocimiento global.

(4) «La lucha por un mundo más inteligente» (The struggle for a smarter World), Hughes, James J. (pp. 942-954)

La venidera sociedad del conocimiento verá una aceleración de la tendencia hacia una creciente inteligencia humana iniciada hace cientos de miles de años. Muchas tecnologías convergentes facilitarán esta aceleración de la inteligencia, incluyendo la sicofarmacología, la ingeniería genética, la nanotecnología y la tecnología de comunicaciones. El crecimiento acelerado en inteligencia no será sólo en cerebros individuales, sino también en los sistemas sociales, políticos y económicos que vinculan a esos cerebros. A partir de la creciente inteligencia individual y social crearemos modelos crecientemente precisos sobre el modo en que operan los mundos social y natural, y sobre cómo lograr los fines humanos de mejor manera. Pero la lucha por un mundo más inteligente requerirá de una lucha política por una mayor libertad e igualdad para permitir a todos participar de manera plena en la toma de decisiones sociales y para beneficiarse de la mejoría humana.

(5) «El futuro del conocimiento benéfico para la humanidad: Notas sobre un Cerebro Mundial para el Siglo 21» (The future of human benefit knowledge: Notes on a World Brain for the 21st Century), Marien, Michael. (pp. 955-962)

A fines de la década de los 1930 H. G. Wells propuso una «organización de conocimiento adecuada» o Cerebro Mundial, donde se recibirían ideas, y se clasificarían, resumirían, clarificarían y compararían. Al mismo tiempo, el sociólogo Robert Lynd cuestionó la acumulación de cada vez más «ladrillos de datos» en la pila creciente de las ciencias sociales, e hizo un llamado para que hubiese más síntesis y pensamiento de gran visión. A pesar de las declaraciones sobre las «sociedades del conocimiento» emergentes, poco se ha hecho para organizar el amplio y desordenado ámbito de conocimientos para el beneficio humano que abarca las «comunidades» de políticas, planeación, futuros y liderazgo que se traslapan. El problema de la estrecha mentalidad del hacedor de ladrillos todavía persiste junto con una mayor glotoneria de información, una obsolescencia más rápida, más fragmentación, más profusión de etiquetas, y hasta una mayor división nacionalista. Un Cerebro Mundial para el Siglo 21 debería tener al menos siete características: resúmenes oportunos de libros/informes/artículos clave en varios idiomas; cobertura comprehensiva; identificación de libros todavía no publicados en proceso en las editoriales; nodos regionales y nacionales para la recolección y diseminación; revisiones de asuntos sectoriales y cros-sectoriales; rasgos amistosos a los usuarios; y amplia publicidad. Debe construirse también un ambiente de apreciación, que incluye más y mejores evaluaciones tecnológicas, listas actuales de los «primeros diez» libros para cada sector y asunto, una priorización anual de asuntos, unidades de investigación integradoras en las universidades, mayores esfuerzos para promover la educación cívica, más debates, más atención al diseño de buena información, y un mayor estatus para el pensamiento de alta calidad benéfico para la humanidad.

(6) «Conocimiento peligroso: ¿Pueden abolirse las armas nucleares?» (Dangerous knowledge: Can nuclear weapons be abolished?), Singh, Jasjit, Manpreet Sethi y Garry Jacobs. (pp. 963-972)

El final de la Guerra Fría espoleó la toma de pasos significativos y esperanzadores hacia la abolición y erradicación de las armas nucleares. Luego de discusiones de avance entre Gorvachev y Reagan en Reykjavik en 1986, las reducciones sustantivas de cabezas nucleares en Rusia y Estados Unidos acordadas bajo las negociaciones del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, iniciativas sucesivas en Naciones Unidas y las conferencias de revisión del Tratado de No Proliferación, el reporte de la Comisión de Camberra en 1995, la opinión consejera de la Corte Mundial de 1996, la Coalición para la Nueva Agenda, la Iniciativa de Potencias Medias, y otros esfuerzos realizados por gobiernos y organizaciones no gubernamentales, elevaron la esperanza de que el mundo podría deshacerse pronto de esta amenaza. Después de 1997 el momentum de progreso se hizo más lento y luego pasó del optimismo a la creciente frustración, pesimismo y desesperanza. La posesión de armas nucleares sirve no solo funciones militares y políticas, sino también económicas y sociales, elevando el prestigio del selecto grupo nuclear a un estatus especial al que ninguno podría estar ansioso de renunciar voluntariamente. Con todo, a pesar de los contratiempos y obstáculos, existe un amplio margen para la acción constructiva. De lo más prometedor es un esfuerzo renovado por establecer una ley internacional prohibiendo el uso o posesión de armas nucleares, siguiendo las líneas de la Convención de Armas Químicas, misma que ha detenido de manera muy efectiva el uso de estas armas en todas las instancias salvo una desde 1925. En la raíz del problema nuclear, un dualismo cartesiano en cómo pensamos sobre nosotros y el mundo propicia una sensación de desapego, complacencia e inactividad con relación a un asunto que pone a nuestras vidas en la balanza. El juego finito de suma cero de la seguridad internacional competitiva debe ser reemplazado por un juego infinito de ganar-ganar de seguridad global cooperativa como el que hoy se está desplegando a escala modelo en Europa.

(7) «Cómo puede beneficiarse África con los conocimientos» (How Africa can benefit from knowledge), Makinda, Samuel M. (pp. 973-985)

La pobreza de África se deriva en parte de la falta de unas bases científicas, tecnológicas y de conocimientos fuertes. La abundancia de recursos naturales en el continente ha sido de valor limitado para la población Africana porque no tienen las herramientas para convertir sus recursos en riqueza consumible. Para rectificar esta situación, los elaboradores de políticas africanos tendrían que tomar varias medidas. Primero, necesitan definir el tipo de conocimientos que requieren sus países. Segundo, deberían establecer las condiciones para crear líderes estratégicos quienes, a su vez, buscarían las formas correctas de conocimientos para enfrentar los problemas de África. Tercero, quienes elaboran las políticas necesitan construir los marcos políticos y legales que estimulen la absorción y aplicación de las innovaciones científicas. Cuarto, los líderes africanos deben renovar las universidades, establecer centros regionales de investigación y tomarse más en serio la construcción de capacidades. Son estas medidas las que facilitarán una participación significativa de África en los flujos globales de conocimiento. Sobre todo, la creación de conocimiento debería tener como objetivo lograr el bienestar humano, la democracia participativa la construcción de la paz y la justicia socio-económica.

(8) «Construyendo una sociedad del conocimiento: El caso del Sudeste de Europa» (Building a knowledge-based society: The case of South East Europe), Slaus, Ivo. (pp. 986-996)

Se analizan peligros, amenazas y retos que enfrentan los países europeos sudorientales, en el contexto de los rasgos salientes del mundo contemporáneo y del programa de desarrollo de la Unión Europea. Este análisis conduce a la conclusión de que la construcción de una sociedad basada en el conocimiento es un imperativo para cada país. Se bosqueja un mapa del camino de las tareas que deben realizarse durante las siguientes décadas.

(9) «Cómo hacer de la India una sociedad del conocimiento» (How to make India a knowledge-based society), Bhargava, Pushpa M. (pp. 997-1007)

La Comisión Nacional del Conocimiento establecida en 2005 por el Primer Ministro de la India, Dr. Manmohan Singh, fue quizá la primera de su clase. Uno de sus tres objetivos es hacer de la India una sociedad basada en el conocimiento. Entre las áreas importantes del país donde necesitan resolverse problemas para lograr el objetivo señalado, tres son descritas brevemente en el artículo -educación; empoderamiento de conocimiento de los Panchayats (el más bajo de los tres niveles del sistema de auto-gobierno local de la India); y la comercialización ética de la tradición creativa y cultural del país. Se plantean algunos de los pasos que es necesario dar en cada área. Por ejemplo, en lo que toca a la educación, propone que se deben descomercializar las escuelas y la educación superior, y establecer 400,000 preparatorias en el país, donde los niños puedan recibir una educación gratuita de alta calidad durante diez años, esto es hasta la edad de 16 años. Por lo que toca a los Panchayats, necesitamos instituir un sistema de tal manera que estén empoderadas a través del conocimiento en áreas de interés inmediato para ellas, así como conocimiento que podría hacerlos ciudadanos del país verdaderamente informados. Con respecto al conocimiento tradicional, se requiere asegurarse de que los guardianes y practicantes de este conocimiento sean compensados adecuadamente y de manera justa si dicho conocimiento es comercializado.

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