Newsletter #3


Publicado en: miércoles 06, noviembre, 2013

Futuros y prospectiva.
06 de Noviembre 2013 | Número 3

Futuroscopio: Los futuros de los Méxicos
“…la idea de que el futuro sea diferente del presente es tan repugnante para nuestros modos tradicionales de pensamiento y comportamiento que nosotros, la mayoría de nosotros, mostramos en la práctica una gran resistencia a actuar al respecto.”
John Maynard Keynes, 1937
Como todo ejercicio creativo y analítico, la prospectiva tiene como uno de sus principales límites a la disonancia cognitiva; las ideas antagónicas a nuestra cotidianidad o a nuestras expectativas, sueños, creencias o costumbres generan aversión en automático. Incluso los eventos adversos de la vida cotidiana que ocurren con cierta regularidad, como las enfermedades, la pérdida del empleo, la muerte de familiares cercanos, accidentes, etc., suelen ser rechazados como sucesos cuya ocurrencia sea factible, a pesar de que sabemos que la gente muere, las enfermedades llegan o el empleo se pierde. Cabe sin embargo recordar aquí la segunda ley de los estudios de los futuros propuesta por James Dator: “Cualquier idea sobre el futuro debe parecer ser ridícula (imposible, obscena, de ciencia ficción)”. El “futuro más probable” es a menudo uno de los futuros menos probables.
Mientras mayor sea el número de escenarios que un ejercicio prospectivo incluya y mientras más disruptivos sean menor será la fragilidad del mismo en la lógica queNassim Taleb plantea en su libro Antifragilidad. No siempre existen argumentos para negar que ciertos eventos puedan ocurrir; más aún cuando eventos similares ya han ocurrido en el pasado. La negación no emocional de los mismos suele tener un fundamento racional dirigido a propósitos concretos. Por ejemplo, es común que los políticos hablen del crecimiento económico, la ampliación de los vínculos con el exterior, el mayor dominio en ciertas áreas económicas, la expansión territorial, etc.; hasta el momento no se ha conocido uno que diga “en mi gobierno la economía se podría reducir, el desempleo aumentar y el territorio ver diezmado”; la negación es parte de los discursos políticos. Los futuros políticamente manejados suelen hablar del “México que todos queremos”, de la grandeza que nos une, de un pasado en común y un sólo camino para lograr un mayor bienestar y, cuando mucho, de medidas dolorosas e impopulares pero necesarias para finalmente lograr el ansiado desarrollo y la prosperidad.
En este sentido de ideas, la exploración profesional y no políticamente manejada de los futuros de México debe poder incluir escenarios donde los Estados Unidos Mexicanos (EUM) no sigan siendo la entidad territorial, política y poblacional que actualmente son. En principio, los EUM son una invención moderna que data de mediados del Siglo XIX. En los 203 años de independencia y en los 189 años desde que la constitución de 1824 utiliza el término por el cual se define al país que llamamos México, el territorio nacional ha tenido importantes variantes, ello sin contar las inmigraciones y las emigraciones. Según Alvin Toffler (La Creación de una Nueva Civilización) el Estado del presente siglo está definido por el fin del Estado-Nación o Nación-Estado que sirvió de marco jurídico administrativo de los pueblos. Los conceptos de Nación-Estado son constructos imaginarios, son marcos virtuales de relaciones entre unos y otros pueblos; es decir, son patrones imaginarios, y la esencia de esos acercamientos tiene que estar en los pueblos reales, más aún en las personas reales. Por otro lado, las bases políticas y económicas de las naciones actuales se difuminan y cada vez son menos importantes los mercados locales en los cuales, atávicamente, se sustentaban.
La definición de estado nación se basa en un territorio definido, una población y un gobierno; tres circunstancias que, en el caso de México, han variado enormemente en los últimos 200 años: la población nacional actual no sólo está compuesta por mexicanos; casi 30 millones de personas de origen mexicano no viven dentro del territorio nacional; han ocurrido al menos dos intervenciones por parte de otros países que han derrocado al gobierno o hecho que éste pierda su capacidad de gobernar; en los últimos años se ha llegado incluso a hablar de un estado fallido. Si México ha variado tanto en el pasado, ¿cómo podría variar en el futuro?
Actualmente existen condiciones que permiten imaginar futuros en los que el país se fragmente y se reacomoden las fronteras, un par de ejemplos son las importantes diferencias sociales, culturales y económicas entre el norte y el sur del país, que van desde una sensación de subsidio de una región a otra hasta una de abuso y explotación en el sentido opuesto; ello sin contar las diferencias a nivel de desarrollo, infraestructura y vinculación con el exterior; lo cual podría definir diversos futuros para los Méxicos. Adicionalmente, la alta población de origen mexicano en los estados sureños de los EUA y la baja densidad poblacional en los territorialmente inmensos estados del norte de México podría ser un factor propicio para un corrimiento de las fronteras.
Si a lo anterior sumamos la baja capacidad del gobierno federal para asegurar el territorio nacional, dando espacio a grupos organizados de delincuentes para tener el dominio de zonas donde no sólo extraen renta a través de crímenes, sino también median en desacuerdos, cobran “impuestos” a cambio de “seguridad” y regulan el libre tránsito en ciertos territorios; tal es el caso de Michoacán, Tamaulipas, parte de Veracruz y otros estados en menor medida, ¿qué tan factible sería para estos grupos organizarse de manera más formal con las élites de dichos territorios y constituir gobiernos autónomos que no rindieran cuentas al gobierno federal actual?
¿Pensar en la creación de nuevos países a partir de los actuales es descabellado? Para nada. A pesar de la globalización y la tendencia hacia la creación de uniones integradas por diversos países, el número de naciones independientes ha crecido de manera sostenida, y parece que también acelerada. Se puede observar que los países, como ocurre con un número creciente de matrimonios o corporaciones, frecuentemente llegan a un punto de ruptura, en que se separan, o mueren. Generalmente, son sus regiones más ricas –y no las más postergadas– las que buscan »desunirse». Estas regiones sienten que están dando más de lo que están recibiendo de las sociedades a las que pertenecen, y quieren romper sus lazos con ellas. Los movimientos pro-autonomía de regiones no son ni escasos ni raros (Quebec en Canadá, Cataluña en España, para citar sólo dos).
La idea de una futura fragmentación de México no es nueva. Juan Enríquez Cabot (Los Estados Des-unidos de América, Crown Business, 2005), por ejemplo, vislumbra una posible ruptura de México en cuatro regiones/países: el norte (“el país del Tratado de Libre Comercio”); el México Central (la Ciudad de México y sus alrededores); el México Indígena (Chiapas, Guerrero y Oaxaca); y el nuevo Maya (Yucatán, Campeche y Quintana Roo). Los elementos para la desunión están ahí: regiones descontentas, gobiernos progresivamente incapaces de satisfacer las expectativas de su gente, y proyectos supranacionales.
Si el territorio nacional actual se atomizara ¿dónde quedaría México? México como tal en un origen fue México-Tenochtitlan, un pequeño islote en una laguna, cuyo dominio militar se extendió por el centro de nuestro actual país, pero que nunca llegó a Yucatán, ni tampoco a Sonora y mucho menos a la península de Baja California. En ese sentido uno de los Méxicos del futuro podría incluir a los estados del centro como Hidalgo, Querétaro, Guanajuato, Aguascalientes, Tlaxcala, Morelos, Puebla; tal vez parte de Veracruz. Otro podría ser uno conformado por los estados de la península de Yucatán y otros del sur-sureste del país (la “hermana república de Yucatán” fue ya en el pasado una entidad territorial y política distinta al México actual. Los seis estados del norte más Baja California Sur podrían ser una entidad territorial distinta a México y similar a lo que fue Texas antes de su anexión a los EUA. La república del occidente podría estar conformada por Jalisco, Nayarit, Sinaloa y tal vez Michoacán, dependiendo de hacia donde vaya su actual circunstancia de inseguridad. Por otro rumbo una República de Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas, tal vez unida por una disidencia narco-sindicalista-zapatista, que aunque no tienen una visión en común si tienen un enemigo en común, el gobierno federal. Una nueva conformación político territorial podría darse si la percepción de que ello propiciaría beneficios políticos y económicos para sus poblaciones, clases dirigentes y aparatos militares y de fuerza fuese suficientemente fuerte.
En la actualidad, la integración económica nacional es endeble, básicamente por un tema de infraestructura de comunicaciones. Como los fenómenos meteorológicos recientes (Ingrid y Manuel) lo mostraron, aislar a los estados de Michoacán y Guerrero fue cuestión de una noche. ¿Podría alguna organización hacer lo mismo en pocas horas? Si los futuros de un sólo México dependieran de una mayor integración política, social y económica, ¿va México en la dirección “correcta”? Los temas de desigualdad, inseguridad y aislamiento obligan a pensar que en el futuro México podría tener un mayor parecido al pasado que al presente, vivir una situación similar a los países de la ex Unión Soviética o de algunas regiones de África, que todavía hoy viven convulsiones. La desvinculación de actividades entre regiones, desde las culturales hasta las comerciales, propicia una diversificación regional de intereses y dependencias: los estados del norte fronterizos con Estados Unidos (Baja California, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas) están bajo la influencia del mercado estadounidense; la región central (Ciudad de México, Querétaro, Puebla, Morelos, Hidalgo), se ha reestructurado a imagen y semejanza de las influencias del mercado interno; y la región sur-sureste (Veracruz, Oaxaca, Tabasco, Chiapas, Quintana Roo) está en una fase de readecuación para orientarse al mercado externo vía la constitución de maquiladoras.
¿Debemos pensar los futuros de México, o de los Méxicos?
Taller de prospectiva.
El taller de prospectiva es una sección permanente delNewsletter, donde de manera programática se publica un segmento del taller, mismo que está abierto a la retroalimentación, la crítica y el desarrollo del mismo.
La prospectiva frente al cambio y la incertidumbre
¿Qué utilidad tendría pensar sobre el futuro si no existiese el cambio? Incluso si a pesar de pensar en el futuro, nos encontramos con sorpresas es útil plantear escenarios distintos al actual que permitan comprender mejor las posibilidades y la dirección de los cambios.
Es común tratar de entender al universo como un conjunto de sistemas en los cuales al modificar alguna variable se puede esperar algún cambio predecible. Sin embargo, el universo es complejo y no existe manera certera de saber en qué pueden derivar los cambios o cómo una circunstancia actual es producto de un cambio previo. Para la prospectiva el universo es totalmente incierto.
Los cambios pueden analizarse dicotómicamente, entre los que son evidentes vs. los que son silenciosos; entre los coyunturales de corto plazo y los estructurales de largo plazo; urgentes vs. importantes; endógenos vs. exógenos; controlables vs. no controlables. Al entender lo anterior es claro que seleccionar el mejor curso de acción en ausencia de conocimiento sobre el futuro no es algo trivial y hace que el planear en un mundo incierto sea una labor difícil de realizar.
Comúnmente la planeación tradicional asume que mientras más datos, más análisis, mejores herramientas y procesos más sofisticados para tratar de incrementar la capacidad de pronosticar son la manera de llegar a un objetivo deseado; pero esto no reconoce la imposibilidad de conocer el futuro, es decir asume que el futuro es una consecuencia lineal y predecible donde sólo es necesario tener mejores mediciones y herramientas para saber cual será.
Dado que la incertidumbre es inevitable;, hay quienes piensan que cualquier esfuerzo para pronosticar el futuro es pérdida de tiempo y esfuerzo, y que lo mejor que podemos hacer es detectar “señales tempranas” de cambio y responder con rapidez creando condiciones más favorables o adecuadas a nuestras posibilidades. Especular sobre un rango de posibles futuros que podrían ocurrir a partir de ciertas fuerzas de cambio inciertas, y desarrollar estrategias específicas pero flexibles, parece ser una manera sensata de plantear cursos de acción y tener capacidad de reacción ante lo inesperado.
Para la prospectiva el cambio y la incertidumbre son el punto de partida de cualquier análisis o planteamiento de futuro, asumiendo que no existe certeza ni tampoco manera de saber si algo posible ocurrirá o no; para la prospectiva todos los cambios y todas las posibilidades deben ser incorporadas al análisis.
En la siguiente edición: un poco de historia de la prospectiva
Otros futuros.
Laboratorio de aprendizaje de futuros del mundo.
World Futures Learning Lab (LEALA)
Una de las presentaciones más relevantes durante la 21 conferencia mundial de la World Futures Studies Federation el pasado junio en Bucarest, Rumania fue la realizada por la Dra. Maya Van Leemput, sobre su trabajo realizado en la República Democrática del Congo (RDC). LEALA es un proyecto de aprendizaje semipresencial diseñado para proyectos de estudios de los futuros sin fines de lucro, cuya prueba piloto fue realizada en la RDC. Su objetivo es desarrollar habilidades vitales como el pensamiento sobre el futuro y el actuar con orientación al futuro.
Maya Van Leemput es una futurista profesional que combina la investigación y consultoría con la práctica creativa de multi-medios. Realizó su doctorados en la Universidad de Westminster y su investigación fue sobre las «Visiones del futuro en la televisión…”. Maya colabora con el artista visual Bram Goots en Agence Future (AF), un proyecto independiente a largo plazo para explorar las imágenes de los futuros a través del diálogo y la experimentación.
El proyecto WFSF -UNESCO, LEALA que Maya ha co-diseñado y del cual es responsable, busca los siguientes resultados:
1. Contribuir a la creación de futuros en el Sur y en África en particular, con base en educación del más alto nivel y trabajos sobre el futuro;
2. Ofrecer a los adultos jóvenes educación orientada futuro y una apertura y conexión directa con la comunidad de los futuros en todo el mundo;
3. Implementar una plataforma de aprendizaje digital que no excluya la participación africana (superación de los retos técnicos y limitaciones de acceso a Internet en algunas regiones);
4. Desarrollar una colección de materiales educativos y oportunidades de intercambio que sean relevantes y de utilidad inmediata en África y el resto del mundo con vocación internacional (lengua, cosmovisión, fuentes).
Te invitamos a ver el video de la canción Hola! Uno de los productos del trabajo de Maya en la RDC.
Texto adaptado de fuente 1 y fuente 2.

La Fundación Javier Barros Sierra A.C. Tiene el gusto de presentar el libro Eleonora Barbieri Masini. Alma de los estudios de los futuros. Descárgalo aquí.

Escrito por:

FJBS Admin